Fenómenos de la Brujería
Mucho hemos oído hablar sobre los brujos, brujas, magos negros, arpías, hechiceros, etc. Identificándolo siempre con horribles aquelarres. Quizás nos parezca bastante mitológico, como salido de un cuento de la Edad media, pero sin embargo, hoy en día, bien es sabido que siguen realizándose perversos aquelarres.
Para definir de forma más objetiva la idea de estos seres tan misteriosos, citaremos un párrafo del libro tercero de la obra clásica La Eneida, escrita por Virgilio, el poeta de Mantua:
Las costas de las Estrófades (dos islas del mar Jónico) me reciben primero salvado de las aguas. Las islas llamadas con nombre griego Estrófades emergen en el gran mar Jónico. Las habitan la maléfica Celeno y otras arpías, desde que fue cerrada la casa de Fineo (rey de Tracia) y dejaron por miedo las mesas anteriores. No ha surgido en las aguas del Estige (río de los infiernos), monstruos más siniestros que ellas, ni una peste más cruel o cólera de los Dioses existe. El rostro de estas aves es de doncella, la correncia de su vientre es espantosa, sus manos son ganchudas y sus caras están siempre amarillas de hambre.
Cuando llegamos allí a la deriva y entramos en el puerto, de aquí que vemos por todas partes en los campos manadas de bueyes lustrosos y ganado caprino sin pastor alguno en la hierba. Nos abalanzamos con las armas e invocamos a tomar parte en el botín a los Dioses y al propio Júpiter, luego, hacemos un montón para sentarnos en la playa sinuosa y nos atracamos del exquisito manjar. Mas, ¡Ay! de repente se presentan las arpías planeando en forma escalofriante desde los montes y batiendo las alas con gran ruido, y saquean los manjares y lo ensucian todo con su inmundo contacto; luego, dejaron oír su maléfica voz entre el hedor nauseabundo. De nuevo colocamos las mesas en un escondite distante, bajo una gruta roqueña y reponemos el fuego de los altares. De nuevo, desde distantes partes del Cielo y de sus escondrijos cegados, el ruidoso tropel revolotea en torno a la presa con sus patas ganchudas, y babosea los manjares con la boca. Entonces indico a mis compañeros que empuñen las armas, que nos vemos en la precisión de librar una batalla con la maléfica especie.
No de otro modo a como lo ordené obran, y disponen las espadas tapadas por las hierbas y dejan ocultos los escudos. De modo que cuando al oír su estruendo bajando en picado sobre el litoral sinuoso, Miseno (compañero de Héctor que siguió a Eneas en su viaje) da la señal con su trompeta desde su alta atalaya. Avanzan los compañeros y emprende un combate nunca visto; liquidar con la espada las sucias aves del mar. Pero ni las plumas encajan golpe alguno ni heridas su espada, y remontándose en rápida huida hacia las estrellas, dejaron la presa medio comida y sus feas huellas. Sólo Celeno, adivina los males, se posó en una roca elevada, y saca de su pecho estas palabras:
Encima de la matanza de los bueyes y del derribo de los novillos tenéis valor, descendientes de la Omedonte, tenéis valor de hacernos la guerra y expulsar de su reino patrio a las inocentes arpías. Escuchad, pues, y meteos en la cabeza estas palabras mías, que el Padre todo poderoso predijo a Febo, Febo Apolo a mi, y que yo, la mayor de las Furias, os revelo a vosotros. Vais rumbo a Italia, e invocando los vientos llegaréis a Italia, y tendréis permiso para entrar en sus puertos. Pero no cercaréis de murallas la ciudad prometida hasta que un hambre horrorosa y la injusticia de habernos atado os obliguen a comer y consumir a dentelladas las mesas.
Dijo y se refugió en la selva, llevada por las alas.
Mas a los compañeros se les heló la sangre de súbito terror. Los ánimos decayeron, y ya no piden más concertar la paz con las armas, sino con ruegos y plegarias, fueran Diosas o aves maléficas y repugnantes. Y mi padre Anguises invoca del litoral el gran poder de los Dioses y les ofrece el sacrificio del rigor:
«Dioses, alejad las amenazas, Dioses, apartad tal desventura y salvad complacientes a los piadosos».
«Entonces ordena recoger deprisa las gúmenas de la playa y soltar las tensas amarras. Las notas hinchan las velas, salimos huyendo por las aguas espumosas a donde el viento y el piloto ponían rumbo».
Hasta aquí, este insólito relato ocultista y esoterista.
Para aclarar estas palabras hemos recurrido a la sabiduría de V. M. Samael Aun Weor, que nos esclarece muchos puntos oscuros, que siempre nos han sido un misterio. Resulta asombroso que las brujas puedan eludir la ley de la gravedad universal, esto es posible metiendo el cuerpo de carne y hueso dentro de la cuarta dimensión, de esta forma, introducidas en el hiper-espacio pueden levitar y viajar en pocos segundos a cualquier lugar del mundo. Es evidente que disponen de fórmulas secretas para escaparse de este mundo tridimensional de Euclides. Esta es la ciencia «Jinas».
Podemos calificar a estas arpías izquierdas y tenebrosas con el título de «Jinas» negros, los cuales utilizan sus poderes de forma negativa, para diferenciarlas de los «Jinas» blancos, que trabajan desinteresadamente por la humanidad, bajo las directrices de la Gran Logia Blanca.
Los estados «Jinas» permiten introducir el cuerpo físico dentro del plano astral, escapando a la ley de la gravedad. Este proceso lo realizan las poderosas energías del subconsciente. El sueño tiene su poder, y ese poder son las energías del subconsciente. Sin esto no sería posible que el cuerpo físico entrara en estado de «Jinas».
Cuando el cuerpo físico se sumerge dentro de la cuarta vertical, puede asumir distintas formas. Como ya hemos podido leer en este párrafo de la Eneida, las hechiceras adoptan distintas formas animalescas, de horrendos pájaros. Lo encontramos dentro de la simbología de los antiguos cuentos o leyendas, cuando las brujas volaban por los aires gracias a sus simbólicas y mágicas escobas, que las transportaban a cualquier lugar, para llevar a cabo sus hechizos.
Aunque nos parezca increíble, es indispensable saber que todos los seres humanos, sin excepción alguna, llevan dentro de su psicología, en los trasfondos inconscientes, varios elementos o agregados hechiceros. Hasta los mismos Santos sufren lo indecible cuando se auto-descubren y se dan cuenta que en su inconsciente existen agregados psicológicos de la hechicería, brujería, etc… Estos iniciados se ven obligados a bajar a sus trasfondos mentales, para de esta manera, limpiar su mente y poder de igual forma ascender victorioso al mundo de Atman, la morada radiante de las Virtudes.
Don Mario Roso de Luna nos habla sobre las maravillas de los estados «Jinas».
En la India los Yoguis entran en estados de «Jinas» practicando un SanayasÎ (éxtasis), sobre el cuerpo físico, pero desdichado aquel que utilice estos poderes para sus maldades. Aquellos que adquieran estos poderes sólo deben utilizarlos para visitar los recintos sagrados de la Logia Blanca o para estudiar las maravillas de la naturaleza.
Existen maravillosos templos en estados «Jinas», que en otras épocas remotas pertenecían a las tres dimensiones, y eran perfectamente visibles. Como el templo oculto en la montaña de Montserrat, el templo en la Sierra Nevada de Santa Marta en Colombia, y otros muchos en distintas partes del mundo. A contrapunto también existen templos de Magia Negra.
Las dimensiones inferiores están muy bien plasmadas en una obra literaria, de mucho valor, nos referimos a La Divina Comedia de Dante Alighieri, obra que le ha hecho pasar a la inmortalidad. En este clásico se describen muy bien todos círculos del Averno, quedando dividido en nueve círculos o esferas sumergidas, por las que ha de pasar el condenado para ir disolviendo sus distintos agregados psicológicos.
En cada círculo infernal se desintegran diferentes defectos o pecados. Ciertamente el mal del mundo por monstruoso que éste sea, tiene un límite.
Si no han sido eliminados nuestros defectos, voluntariamente, ha de tener lugar la eliminación a base de mucho padecimiento, en los mundos infiernos.
Como ya hemos dicho anteriormente, aunque nos resulte asombroso, es necesario saber, que muchas personas honorables y hasta religiosas, cargan en su inconsciente el «yo de la brujería». Cualquier fugaz interés por la brujería en alguna vida anterior pudo haber creado tal «yo».
Ahora nos dispondremos a citar algunos párrafos de La Divina Comedia, donde nos habla, maravillosamente, del círculo infernal en el que van a parar las Almas que deben eliminar estados brujescos o infrainconscientes. Canto VIII, Quinto Círculo, el de los irascibles:
Dijo además entre otras cosas, que no he podido retener en mi memoria porque me hallaba absorto, mirando la alta torre de ardiente cúspide, donde vi de improvisto aparecer rápidamente las Furias infernales, tintas en sangre, las cuales tenían movimientos y miembros femenil. Estaban rodeadas de hiedras verdosas, y tenían por cabellos pequeñas serpientes y cerastas (una especie de serpientes con cuernos), que ceñían sus horribles sienes. Y aquel (Virgilio), que conocía muy bien a las siervas de la Reina del dolor eterno (Proserpina, esposa de Plutón), me dijo:
-Mira las feroces Erinmias (nombre colectivo de las Furias, ejecutores de las venganzas infernales) la de la izquierda es Megea, la que llora a la derecha es Alecton, y la del centro es Tisífone.
Después calló.
Las Furias se desgarraban el pecho con las uñas, se golpeaban con las manos, y daban fuertes gritos, que con temor me acerqué más al Poeta.
Entonces pregunté a mi Maestro:
-¿Qué clase de gente es ésa que, sepultada en aquellas arcas, se da a conocer por sus dolientes suspiros?
A lo que me respondió:
-Son las Heresiarcas, con sus secuaces de todas sectas: esas tumbas están mucho más llenas de lo que puedes figurarte. Ahí está sepultado cada cual con su semejante (cada secta en su lugar, separado de las otras), y las tumbas arden más o menos.
Después dirigiéndose hacia la derecha, paseamos por entre los sepulcros y las altas murallas.
Para hablar un poco del quinto círculo Dantesco recurrimos de nuevo a las enseñanzas del esoterismo gnóstico.
En esta esfera o círculo, descubre el esoterista terribles aquelarres, zánganos espantosos, tenebrosas arpías, brujas, o como quiera llamárselas.
Lo que más hace sufrir a estos perdidos es encontrarse con sus mismas creaciones diabólicas milenarias. Huir de sí mismos resulta terriblemente espantoso.
En esta quinta infradimensión de nuestro planeta Tierra, la conciencia se enfrenta a sí misma. Es evidente, que la conciencia trata de huir de sus propios defectos. Millones de condenados habitan en esta zona de la tierra, gente que se hieren mutuamente entre sí. Todos piensan de sí mismos lo mejor, creen que van muy bien, ninguno supone que marcha por los senderos de las tinieblas. En este infierno, debemos eliminar estados psicológicos brujescos, infraconscientes e inhumanos.
También podemos encontrar a estos inmundos seres en otros círculos infernales, atormentando a los condenados.
En el segundo recinto (el séptimo círculo Dantesco; el de los violentos contra sí mismos, las arpías atormentan a los condenados, en este caso, a los suicidas, que están aprisionados en árboles y malezas. Vemos como el poeta de Mantua, Dante Alighieri describe de nuevo a las arpías.
«Allá anidan las brutales arpías, que arrojaron a los troyanos de las Estrófades con el triste presagio de un mal futuro. Tienen alas anchas, cuellos y rostros humanos, pies con garras, y el vientre cubierto de plumas; subidas en los árboles, lanzan extraños lamentos».
«Las Arpías, al devorar sus hojas, causan dolor, y abren paso por donde ese dolor exhale (por la roturas, exhala el espíritu sus lamentos)».
Como ya hemos comentado en un principio siguen aconteciendo casos insólitos de brujería, de maleficios, aunque muchas veces no se descubran las causas exactas y se den otros motivos, siempre dentro de las hipótesis. Parece que en los países menos industrializados, más pobres, resulten más frecuentes todas estas prácticas, sobresaliendo más dentro de su incultura, aunque no podemos olvidar la época de la Edad Media, que se ha hecho famosa, por sus numerosas condenaciones a la hoguera, por parte de la Santa Inquisición, a las supuestas brujas o hechiceras.
Relataremos un caso muy curioso acontecido durante la época de la inquisición: Dos mujeres fueron acusadas ante el «Santo Oficio» de practicar la hechicería. Cuando los clérigos y guardias entraron en la casa de las mujeres, sólo vieron en un lecho cuatro piernas, pues los cuerpos no estaban allí. Los clérigos procedieron litúrgicamente, con exorcismos y conjuraciones de todo tipo. De pronto, algo extraño sucede; dos horribles pájaros penetran en aquella estancia, ante el asombro de los clérigos, y luego se precipitan sobre el lecho donde las piernas yacían. Los clérigos horrorizados, se sorprendieron al ver que aquellas aves de mal agüero asumían humanas formas. Las piernas vinieron a formar parte de las mujeres que momentos antes eran siniestras criaturas aéreas. La Inquisición procesó a estas brujas y las condenó a morir en la hoguera, acusadas de tal delito. No hay duda, que eran sencillamente, Magas Negras, que podían a voluntad, dejar sus piernas físicas para volar por los aires con más facilidad. Desde el punto de vista rigurosamente clínico, a la luz de la anatomía oficial, es evidente que ningún médico aceptaría tal afirmación.
La ciencia oficial, sólo se limita a estudiar los fenómenos acontecidos dentro de las tres dimensiones, porque no disponen de medios de experimentación para investigar otras dimensiones. Es lamentable que nuestros sentidos extra-sensoriales se encuentren atrofiados. La única forma de poder indagar, es desarrollando y dando vida a las facultades internas que nuestra conciencia posee. De este modo, seremos capaces de estudiar, de forma científica, la veracidad de estos hechos y darnos cuenta experimentalmente que el cuerpo físico puede asumir cualquier figura y hasta abandonar parte de sus miembros dentro de la cuarta dimensión, que está regida por leyes distintas, a las tres dimensiones. A pesar de que la idea de las brujas, magos, hechiceros, etc., nos resulte bastante mitológico, debemos tener siempre presente los insólitos casos acontecidos a lo largo de la historia de la humanidad, que se van verificando de época en época.