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Simbolismo de los animales: La abeja

Simbolismo de los animales:

La abeja

La abeja en las diferentes culturas y religiones.

Las abejas, han simbolizado a la divinidad en antiguas culturas, como la griega, egipcia o cretense.

Parece que el culto a la abeja se extendió desde Creta a las islas del Egeo y a la Grecia continental. La mitología cuanta que Júpiter en su infancia fue alimentado con miel por Melisa, hija de un rey cretense, en la gruta donde el niño había sido ocultado.

En este anillo encontrado cerca de Knosos, Creta, aparece la diosa abeja descendiendo a la tierra entre serpientes y lirios, siendo adorada por sus sacerdotes.

Las tumbas en Micenas tenían forma de colmena. En Delfos, en la Grecia clásica, la principal sacerdotisa del oráculo, la Pythia, era llamada la abeja délfica. En los himnos homéricos a Hermes (siglo VIII a.c), el dios Apolo se refiere a tres mujeres videntes como tres abejas o doncellas-abejas.

Según Estrabón, en Eleusis y Éfeso las sacerdotisas que celebraban los antiguos misterios se llaman Melissai, «abejas», y algunos iniciados de alto grado recibían también este nombre.

Las Melissai o abejas eran sacerdotisas de Artemisa. Las abejas fueron asociadas a Éfeso, ya que según la leyenda las musas, tomando forma de abeja, encabezaron la colonización de esas tierras por los atenienses.

La figura de Artemisa mostraba en su cinturón y falda figuras de abejas. También han sido encontradas figuras de oro en excavaciones. Las monedas de Éfeso tenían en alguna de sus caras siempre a la abeja.

La miel, también jugó un papel central en el año nuevo en los rituales minoicos; en el solsticio de verano, se celebraba un ritual de 40 días durante el cual se obtenía la miel de las colmenas de las abejas en la oscuridad de las cuevas y el bosque. La miel fue hecha aguamiel y fermentada y bebido como un licor intoxicante, que acompañaba a los ritos que se celebraban.

Una joya de ónix encontrada en Knossos, Creta, muestra una laboriosa abeja con cuernos de oro y una doble hacha entre los cuernos. Junto a ella, dos perros alados, que aparecen volando junto a la diosa, como si le pertenecieran.

En la civilización Sumeria también encontramos representaciones de diosas con forma de abeja, como muestra la imagen siguiente:

En Egipto, la abeja es un símbolo del alma de los hombres, y aparece en las tumbas como símbolo de resurrección del alma después de la muerte. Al mismo tiempo sirve como emblema de las dinastías de los faraones del Alto y el Bajo Egipto, representadas por una abeja y una brizna de junco.

Uno de los himnos funerarios dirigido al faraón Usertosen II dice así: “Casó al junco con la abeja”, que se interpreta como que reinó en los dos Egiptos. También se han hallado abejas funerarias en la tumba de la faraona de Egipto, Ahotpu I.

Según un mito egipcio, las abejas de miel fueron las lágrimas del dios sol Ra. Se asocian también con la diosa Neith, cuyo templo en el Bajo Egipto era conocido como Per-Bit, que significa “la casa de la abeja”.

En Europa también se han encontrado abejas en las tumbas bárbaras de las Galias, y principalmente en la tumba del rey Franco Childerico I, quien murió en el año 481. Más tarde la abeja se convierte en el símbolo de la monarquía francesa.

Imagen: Abejas en la tumba de Childerico I

En el País Vasco las abejas se consideraban parte de la familia, y se les comunicaban los acontecimientos importantes, ya que si no se hacía así, las abejas podían morir o abandonar la colmena.

En la cultura Maya no se conoce una diosa abeja, sino un dios abeja compañero de la diosa luna, influenciado seguramente por su cultura patriarcal.

Miel de abeja

La miel, es fabricada por las abejas que la elaboran a partir del polen de las flores. Su sabor es dulce por ser azúcar natural y se considera un excelente alimento por su gran valor nutritivo, ya que contiene proporciones muy equilibradas de hierro, calcio, potasio, fósforo y sodio.

Sin embargo, la miel no sólo es usada con fines alimenticios. Desde épocas antiguas, la miel se ha empleado con fines mágicos.  En algunas tribus africanas, se le atribuía la propiedad de facilitar la adivinación. Por esa razón, sólo los reyes tenían derecho a ella.

Entre los símbolos Masónicos está la colmena, llamada símbolo de la industria, porque ella muestra, claramente, que el hombre debe cooperar con sus semejantes para lograr el desarrollo mutuo de todo. También contiene un mensaje mucho más profundo, porque cada alma viviente es una abeja que viaja por la vida y recoge el polen de la sabiduría en los distintos ambientes y experiencias de la vida.

Así como la abeja liba la miel del corazón de la flor, cada uno de nosotros debe extraer el néctar espiritual de cada acontecimiento, cada gozo, cada sufrimiento y llevarlo a la gran colmena de la experiencia, el cuerpo – alma del hombre. En la misma forma, se dice, que las energías espirituales en el hombre toman, eternamente, las fuerzas vitales que él está transmutando y que las lleva a la colmena del cerebro, en donde es almacenada la miel o el combustible necesario para el mantenimiento de la vida.

Se dice que los antiguos dioses vivían de néctar y no tenían que comer o beber como los hombres. Es realmente cierto que la miel conseguida o extraída del enfrentamiento con los problemas del diario vivir, es el alimento más elevado del hombre.

Un filósofo de la antigüedad dijo, que la abeja extrae la miel del polen de la flor, en tanto que la araña, de la misma fuente extrae el veneno. El problema, entonces, que se nos plantea es: ¿somos abejas o arañas? ¿transformamos las experiencias de la vida en miel o en veneno? ¿nos ayudan a crecer y elevarnos, o seguiremos obstinadamente dando coces contra el aguijón?

Mucha gente se vuelve agria con la experiencia, pero el sabio toma la miel y la almacena dentro de la colmena de su propia naturaleza espiritual.

Dice el maestro Huiracocha en su libro “Las Plantas Sagradas” en relación a la miel de abeja: “Ya que hemos descrito una cantidad de plantas aisladas: unas amargas, otras dulces; unas para ciertos procedimientos y otras para efectos bien distintos, llegamos a un producto que reúne la síntesis de muchas plantas a la vez, cuyo hábil químico ha sido un diminuto animal, la abeja.

Las leyendas acerca de la miel, son incontables y haría falta una obra voluminosa para relatarlas todas. Sólo vamos a citar las siguientes: La abeja era considerada como emblema de pureza y salud.

Cuentan que Melisa, hija de un rey de Creta, llevaba la miel de abeja para alimentar con ella a Júpiter. Hay que tener en cuenta que ella es la representación del yo y que este hecho es bien significativo. En Creta tuvieron como emblema divino a una abeja de oro, y en la masonería figuran las abejas alrededor de la Columna J, que simboliza a Júpiter, el ego.

Tanto en la antigua Grecia como en Roma, se llevaba miel a los altares en señal de ofrenda a los dioses, siendo curioso que siempre figurara al lado de los dioses y nunca al lado de una deidad femenina como en las épocas egipcias.

Los egipcios embalsamaban primero a los cadáveres con miel porque aseguraban que sus principios los mantenían vivos durante muchos años. Más tarde les hacían un embalsamamiento definitivo.

Hasta en la Ilíada, se menciona que Tetis vertía miel en las fosas nasales de Patroclo.

Vishnú, en la India, estaba representado por una abeja sobre una flor de loto; pero es curioso que los judíos la rechazaran sobre sus altares, siendo el sacerdote el único que podía recibirla…

Los germanos hicieron su primera cerveza de miel, por la razón de que las abejas extraen, se puede decir, el arcano de las plantas, si bien contiene muchos elementos morbosos que hay que eliminar, y esta operación es la que hacemos cuidadosamente en el laboratorio rosa cruz.”

Juan García Atienza, conocido divulgador de temas esotéricos, nos habla en uno de sus libros de un descubrimiento curioso que hizo al visitar el interior de la parroquia de San Torcuato: En el corredor que conducía a una pequeña capilla situada entre el antiguo ábside y la parte trasera del altar, este autor encontró dos frescos diferentes entre sí pero ambos con una simbología similar y muy característica del arte esotérico: Sendos rombos apaisados y bastante aplastados conteniendo cada uno de ellos una abeja en el centro y dos estrellas de seis puntas en los dos extremos.

En “Glosario teosófico”, Helena P. Blavatsky define en sánscrito a la abeja y la miel:

* Saraghâ (Sánscrito).- Abeja.

* Sâragha (Sánscrito).- Miel.

La abeja y la miel en los libros del V.M. Samael.

En “El libro amarillo” dice el maestro Samael, que la miel de abeja es parte de la dieta esotérica y aconseja:

“No comáis carne de ninguna especie. Bebed agua pura. Levantaos en la aurora. Recordad que la miel de abeja es el alimento de la Fraternidad Universal Blanca.

Comed frutas, granos y plantas. Practicad la meditación diariamente. Recordad que la meditación es el pan diario del sabio. El Libro Amarillo es un libro de ocultismo trascendental y absolutamente práctico.”

Dieta esotérica

Desayuno: Pan tostado con miel de abeja y leche caliente. Pueden añadirse al desayuno algunas frutas.

Comida del mediodía (almuerzo): El almuerzo (comida en México) debe ser a base de vegetales y frutas. También se deben comer toda clase de granos. La carne está prohibida a los hermanos de la senda.

Cena: Leche caliente y pan con miel de abejas. Eso es todo; nada más.

En “El matrimonio perfecto” dice, que necesitamos tener memoria para recordar las experiencias internas y también aconseja el uso de la miel:

“Necesitáis memoria para recordar las experiencias internas. No derraméis el semen. Sabed que en el semen existen millones de células microscópicas del cerebro. Tú no debes perder esas células.

Arreglad vuestro desayuno con frutas ácidas y almendras molidas con miel de abejas. Así proveeréis al cerebro de átomos necesarios para la memoria”.

La miel de abejas es el alimento de los maestros de la Fraternidad Universal Blanca. En su libro “rosa ígnea”, dice lo siguiente:

En el libro titulado «Una aventura en la mansión de los adeptos rosacruces», escrito por Franz Hartman, nos cuenta que cuando Hartman visitó el templo de Bohemia, se encontró con Paracelso, Juana de Arco y muchos otros adeptos, viviendo en carne y hueso en ese monasterio sagrado.

Comió con los Hermanos Mayores en el refectorio de los hermanos y Paracelso lo instruyó dentro de su laboratorio y transmutó plomo en oro, en su presencia.

Cuando Juana de Arco desencarnó en la hoguera donde fue quemada viva, se encontró rodeada de maestros que la llevaron al templo de Bohemia.

Desde entonces ella vive en ese templo con su cuerpo físico ultrasensible, en presencia de todos los otros Hermanos Mayores.

Este nuevo cuerpo físico tiene el poder de hacerse visible y tangible en cualquier parte, y se alimenta con miel, frutas y agua pura.

También nos dice que el azafrán y las abejas, simbolizan el trabajo, y ambos están gobernados por el planeta Venus.

Señala que “El apóstol, pende de una cuerda muy amarga, y en el fondo está el profundo abismo…

El departamento elemental del azafrán, está íntimamente relacionado con el trabajo laborioso.

El trabajo de un apóstol de la luz, el trabajo del hombre que lucha por el pan de cada día, y el laborioso trabajo de las minúsculas abejas, es inmensamente sagrado, y está íntimamente relacionado con este departamento elemental del azafrán.

Ninguna forma de trabajo honrado, por humilde que sea, puede ser jamás despreciado, porque el trabajo, en todas sus formas está íntimamente relacionado con las jerarquías cósmicas relacionadas con este departamento elemental del azafrán.

Todo detalle, todo incidente de trabajo, por insignificante que parezca, reviste gigantescas proporciones dentro de la actividad de la vida evolucionante.

Una insignificante abeja, que herida cae lejos de la colmena, es un acontecimiento, es una tragedia moral, es un drama espantoso para todas las abejas del colmenar. 

Este acontecimiento, sólo podría compararse a otro semejante, relacionado con la especie humana.

Una familia humana, se llena de profunda desesperación, cuando un hijo, o un hermano, o un jefe de familia, no pueden regresar a su casa, por haber sido heridos en la fábrica, o por haber sido atropellado por un automóvil en la calle, o por cualquier otro accidente semejante.

Entonces todos sus dolientes, desesperados por el dolor, tratarán de remediar la situación hasta conseguir la vuelta del pariente a casa.

Exactamente sucede con la insignificante abeja, la misma tragedia… el mismo drama doloroso.

La abeja es pequeña para nosotros, la miramos minúscula, pero las abejas entre sí se ven en la misma forma en que una persona se ve a otra persona. No se ven minúsculas, ni se sienten pequeñas. 

La mente del Arhat, debe comprender a fondo todas estas íntimas actividades relacionadas con el departamento elemental del azafrán. 

En todo trabajo, por minúsculo que sea, hay alegrías, hay tristezas, hay tragedias morales profundas, que deben invitarnos a comprender la grandeza sublime del trabajo, tanto en la especie humana, en el insecto insignificante, como en el apóstol que labora en beneficio de la humanidad.

Los elementales del azafrán, tienen hermosas túnicas de color rosa pálido.

Por último, también nos dice en “Rosa Ígnea” que el respeto y la veneración nos abren completamente las puertas de los mundos superiores.

“No debemos tener preferencias por nadie, debemos atender con el mismo respeto y con la misma veneración, tanto al mendigo como al gran señor.

Debemos cultivar la misma cortesía para atender igualmente al rico y al pobre, al aristócrata y al labriego, sin preferencias para ninguno.”

Debemos cultivar la paciencia y la previsión.

Las hormigas y las abejas son pacientes y previsivas.

Debemos acabar con las ansias de acumulación y la codicia.

Debemos aprender a ser indiferentes ante el oro y las riquezas.

Debemos aprender a apreciar más la doctrina del corazón.”

Otra historia en relación a la miel como alimento de la Fraternidad Universal Blanca, la tenemos en el libro “La montaña de la Juratena” y dice así:

El viejo místico caminaba ahora en cuerpo astral con dirección al templo. Un grupo de maestros con sus túnicas de gloria salía ahora a recibirlo llenos de alegría y amor. Oramamme estaba en éxtasis. No hay mayor placer que aquel de sentirse el alma desprendida. En los mundos superiores, el pasado y el futuro se hermanan dentro de un eterno ahora, allí el pasado y el futuro no existen, allí la vida es un eterno presente, un eterno ahora, un eterno instante. Cuando el viejo Oramamme cruzó el umbral del templo sagrado de la Juratena, los santos iniciados de aquel santuario sagrado le entregaron una cuchara de plata en cuyo cubo podía leerse la siguiente inscripción: alimento de la Fraternidad Universal Blanca. La cuchara contenía miel de abejas pura. 

Invitado por los santos maestros, aquel viejo místico penetró dentro de un sanctum maravilloso del templo de la Juratena. Dentro de aquel sanctum podía verse el candelabro de siete brazos, todo de oro macizo, en el centro había una mesa y algunas sillas. Oramamme fue invitado a tomar asiento y acto seguido se sentó en la mesa.

Un gran adepto de la Logia Blanca sentado también a la mesa se colocó frente a Oramamme. Aquel viejo adepto vestido con su túnica de gurú, con sus ojos penetrantes y divinos, mirando a la frente del místico, parecía examinar internamente al viejo iniciado. Oramamme lleno de éxtasis exclamó: “Maestro, yo he venido a pedirte la iniciación”. Así exclamó el viejo iniciado lleno de ansiedad, lleno de éxtasis.

El santo gurú de la Juratena lleno de una terrible serenidad que causaba asombro contestó: “Te daré el pan de la sabiduría”. Esas palabras del gurú conmovieron deliciosamente el alma del viejo iniciado.

En esos instantes entró en el sanctum otro maestro del templo. Aquel maestro traía una bandeja de plata, en la bandeja de plata había unos panes. Aquel humilde siervo que traía la bandeja, después de ponerla sobre la mesa hizo una venia respetuosa y se retiró. Entonces el gurú que en estos instantes instruía a Oramamme tomó la cuchara de plata que el viejo místico todavía tenía en su mano y vació su contenido sobre aquellos panes. Luego dio a comer aquel tan maravilloso manjar a Oramamme. El viejo místico comiendo aquel pan con miel de abejas pura, meditaba en su simbolismo maravilloso. 

Cuando el viejo místico hubo acabado de cenar, el maestro tomó nuevamente la palabra y dijo: “ahora te tomarás un frasco de aceite de ricino en ayunas. Es necesario que limpies tu estómago”. El viejo místico comprendió que algo importante habría de suceder y que por lo tanto era urgente tener su estómago bien limpio.

 

Terminada la visita, el viejo iniciado se despidió del gurú y regresó a su cuerpo físico después de haber recibido la bendición del santo gurú. Aquella experiencia interna fue maravillosa, y el viejo iniciado se sentía lleno de una vitalidad maravillosa. Muy temprano el místico se encaminaba a la farmacia más cercana y compró un frasco de aceite de ricino. Ya de regreso a su casa el viejo iniciado obedeciendo las órdenes del gurú de la Juratena, se tomó el aceite de ricino, comprendió el místico que debía limpiar su estómago porque algo maravilloso le aguardaba. 

La visita al templo produjo en el místico una deliciosa voluptuosidad que duró en él varios días. No hay mayor placer que aquel de sentirse en alma desprendida.

En su libro “Antropología gnóstica”, dice el maestro Samael que se hace necesario entender que cualquier abuso es perjudicial para la humanidad y eso es lo que ha llevado a la degeneración religiosa y a menospreciar los principios inteligentes de la naturaleza y del cosmos.

En los antiguos tiempos, se rindió culto a los dioses, es decir a los principios inteligentes de la naturaleza y del cosmos, al Demiurgo arquitecto del universo, el cual no es un sujeto humano ni divino; antes bien, es unidad múltiple perfecta, el logos Platónico. 

Desgraciadamente en la Roma augusta de los césares y hasta en la Grecia de antaño, hubo un proceso de degeneración religiosa. Cuando se abusó del culto a los dioses, surgió por reacción el monoteísmo con su dios antropomorfo. Mucho más tarde, ese monoteísmo con su dios antropomórfico produjo, por reacción, el materialismo actual.

Y dice que “Nosotros necesitamos reconocer los principios inteligentes de la naturaleza y del cosmos. Pero repito, no estamos defendiendo a un dios antropomórfico. Reconocer principios inteligentes me parece que resiste cualquier análisis científico.

Observemos, por ejemplo, un hormiguero. Ahí vemos los principios inteligentes en plena actividad, cómo trabajan esas hormigas, cómo hacen sus palacios, cómo se gobiernan, etc. Lo mismo sucede con un panal de abejas, su orden es asombroso. Dotemos a cada una de las hormigas, o a cada una de las abejas, de una mónada pitagórica o de un Jiva Indostán, y es lógico que de hecho tome sentido todo el hormiguero, todo el panal, porque todas las criaturas viven de un principio monádico. El materialismo de Haeckel, de Darwin y de Huxley, quedaría completamente destrozado ante esto.

Nosotros no estamos rindiendo culto a ningún dios antropomórfico, únicamente queremos que se reconozca inteligencia a la Naturaleza. No nos parece absurdo que la naturaleza esté provista de inteligencia. El orden existente en la construcción de la molécula y del átomo nos está demostrando con entera claridad meridiana los principios inteligentes.”

En “El cristo social”, el maestro Samael habla de la involución de las abejas debido a la falta de libre iniciativa y dice así:

 

“Somos bárbaros cuando no marchamos por la senda del Cristo social. Somos civilizados cuando practicamos el bien, la verdad y la justicia. Somos bárbaros cuando nos vamos por el camino negro.

La gente está ahora más polarizada con el polo negativo, con la barbarie. La gente ahora odia el polo positivo, la civilización, el bien.

Estos son los tiempos en que la civilización está siendo devorada por la barbarie. Pronto la civilización habrá muerto definitivamente. Pronto la barbarie hará los funerales de la civilización. Los tiempos del fin han llegado.

La inteligencia evoluciona con la libre iniciativa individual. La inteligencia retrocede, involuciona, sin la libre iniciativa individual.

En un panal de abejas o en un hormiguero no existe la libre iniciativa individual, la perfección social de un panal de abejas o de un hormiguero, excluye actualmente el razonamiento, y la libre iniciativa individual.

Los movimientos automáticos de abejas y hormigas, devienen por herencia de un pasado remoto inteligente y fecundo.

Abejas y hormigas tienen un pasado ancestral glorioso, los antepasados de estas dos especies fueron aquellos seres súper-humanos geniales de los que hablan muchas leyendas religiosas.

Ellos hicieron el primer ensayo de tipo socialista marxista en épocas que ni remotamente conocen los fanáticos del marxismo leninismo. El ensayo resultó en principio un éxito pero al final un fracaso.

Los Stalin de aquella remota edad ignorada por el materialismo histórico que no ve más allá de sus narices, organizaron su sistema con guante de hierro, entonces las religiones les estorbaban a los Lenin y a los Stalin, y como es natural resolvieron perseguirlas.

Así basándose en persecuciones, dictaduras, cárceles, etc., etc., etc., se estableció en aquella antigua edad arcaica una especie de URSS donde la libre iniciativa individual dejó de existir.

Como resultado de la falta de libre iniciativa individual la inteligencia salió sobrando y los movimientos sociales si en un principio fueron el resultado del razonamiento, después se volvieron puramente mecánicos. Hoy uno se asombra de la perfección de un panal de abejas o un palacio de hormigas, pero lamentamos el que esos seres tan pequeños ya no tengan la gloriosa inteligencia de otros tiempos.

Realmente la inteligencia de esas criaturas se atrofió por falta de libre iniciativa individual y más tarde degeneró terriblemente conforme sus cuerpos fueron cambiando de forma y reduciendo su tamaño.

El tamaño de hormigas y abejas fue el de humanos gigantes, hoy estas criaturas después de mucho retroceder, involucionar, tienen su actual tamaño pequeño y desconcertante.

Cuando la televisión y la radio, progresen un poco más y puedan recoger ondas del pasado y televisarlas, también podrán televisar la historia de estas dos mencionadas especies; entonces nuestro relato será demostrado.

Actualmente la URSS está ansiosa por mezclar al hombre con el chango o mono.

Cien mujeres de la URSS fueron inseminadas con semen de gorila o mono, las criaturas nacieron y murieron, sin embargo los ensayos continúan… ahora se estudia el problema y pronto se habrá inventado el especifico que le permita a los niños-monos vivir, así la URSS precipitará la degeneración humana, y si a esto añadimos la falta de libre iniciativa, ¿Qué podremos esperar?

Ya la humanidad pasó por todos estos ensayos del pasado y el resultado son las hormigas y abejas.

Realmente la civilización actual está siendo tragada por la barbarie y su muerte es ya inevitable.

Viene una nueva edad de piedra y los pocos sobrevivientes de esta raza en degeneración tendrán que volver a tomar el arco y la flecha.

También en su libro “Magia crística azteca” habla de las abejas, del peligro de una sociedad comunista y de la pérdida de iniciativa individual ocasionada por los movimientos autómatas de la mecánica social.

“Cuando examinamos un panal de abejas o un hormiguero nos quedamos asombrados ante dos cosas: la primera es la tremenda lógica, la absoluta exactitud y el orden maravilloso de estas sociedades comunistas de tipo marxista; la segunda es la falta de inteligencia individual en estas criaturas comunistas. Realmente, estas sociedades de abejas y hormigas son de tipo comunista. Si un clarividente ejercitado investiga cuidadosamente a estos animales, puede descubrir con asombro que son los cuerpos físicos de seres que figuran en todas las tradiciones y cuentos folklóricos de la humanidad antigua. Estos son los titanes o genios primitivos, ángeles caídos, etc., que existían en la tierra antes de que apareciera la primera raza humana.

Es natural que tuvieron que crear estados comunistas haciendo un tremendo esfuerzo intelectual y a base de espantosas dictaduras. Es también cierto que combatieron a todas las religiones y que únicamente se propusieron convertir al individuo en un autómata, en una rueda de una gran máquina social. El resultado fue fatal. Los individuos perdieron iniciativa individual, la mecánica social se hizo rígida y severa, la inteligencia se atrofió en los individuos y la herencia se encargó de transmitir a los descendientes este automatismo, esta mecánica social para la cual la inteligencia ya no se necesita, sale sobrando y hasta resulta perjudicial.

Es urgente saber que a través de millones de años estas sociedades pre-humanas fueron empequeñeciéndose y degenerándose pero conservando siempre, por herencia, los mismos movimientos automáticos involuntarios de su mecánica social.

Este es pues, el origen de las abejas y las hormigas. Este es el peligro del comunismo.

La naturaleza quiere hacer individuos autoconscientes, no autómatas. La pérdida de la iniciativa individual trae el automatismo y la pérdida de la inteligencia.

No debemos asombrarnos del pequeño cuerpo de las abejas y hormigas. Heródoto y Plinio nos hacen recordar en sus libros de historia las leyendas de las hormigas gigantescas del Tíbet. Recordemos también que el lagarto es un cocodrilo enano. Así, pues, la reducción del tamaño es completamente normal en la naturaleza. El hombre actual desciende de los gigantes antediluvianos.”

Sigue diciendo en “Magia Crística Azteca” que existía un ritual Nawa donde la miel era utilizada: “La vulgo religión Nawa celebraba la fiesta a Xochiwitl en la cual, durante los cuatro días que la precedían, era obligatorio comer solamente panes de maíz sin sal una vez al día y dormir separados de sus mujeres los casados. Al quinto día, públicamente se ofrecían a Xochipilli danzas y cantos acompañados de teponaztli y tambores, ovación de flores recién cortadas y panes con miel de abejas en los cuales se ponía una mariposa de obsidiana, símbolo del alma del creyente.”

Por último, en “Introducción a la gnosis” habla de la importancia de gozar y disfrutar del trabajo.

Dice que el alma no es el yo, que el alma es el Ser. El yo es Satán en nosotros.

El cuerpo no piensa, ni desea. El cuerpo sólo es un traje, un vestido.

Somos nosotros los que pensamos con la mente. La Mente es un vehículo del alma.

Sin embargo, cuando somos malos, la mente se convierte en vehículo del diablo. La Mente diabólica quiere guerras, forma conflictos, problemas, quiere vicios, licores, adulterios, fornicación, codicia, hipocresía, etc.

La abeja goza trabajando. La hormiga es feliz trabajando. Hay que aprender a gozar y a disfrutar del trabajo. El empleado de un almacén cuando goza trabajando irradia ondas mentales de éxito y progreso. Entonces las ventas aumentan y el patrono se siente dichoso con su empleado y no quiere que éste se retire.

Hay que preocuparse por el éxito del negocio donde se trabaja. Es necesario ganarse el cariño del patrono. Aprender a sonreír sinceramente, aprender a gozar del trabajo.

Si queremos que la gente se sienta feliz con nosotros es necesario que nosotros nos sintamos felices con los demás.