Práctica con el mantram Ham Sah

Práctica con el mantram: Ham-Sah

Comentario del Maestro Samael:

Muchas veces les he explicado a ustedes cómo se trabaja con el mantram “Ham-Sah”, que se pronuncia así: Jam-Saj. Estos mantrams es un símbolo maravilloso en el Oriente del que hace fecundas las aguas caóticas de la vida, el Tercer Logos.

Lo importante pues, queridos discípulos, es saber cómo vamos a vocalizar esos mantras, cuáles son sus poderes.

Si el hombre organizara sus sistemas vitales y en lugar de propiciar el sistema centrífugo, utilizara el sistema centrípeto, es decir, que el hombre hiciera fluir las fuerzas sexuales de afuera hacia adentro mediante la transmutación.

Uno debe saber organizar sus fuerzas o energías sexuales; estas fuerzas se hallan íntimamente relacionadas con el prana, con la vida, eso es obvio.

Existe pues una intensa y profunda relación entre las fuerzas sexuales y la respiración, que debidamente combinadas y armonizadas, originan cambios fundamentales en la anatomía física y psicológica del hombre.

Lo importante es hacer refluir esas fuerzas sexuales hacia adentro y hacia arriba en forma centrípeta; sólo así es posible hacer un cambio específico en el oficio y funciones que puede cumplir la fuerza creadora sexual. Hay necesidad de imaginar la energía sexual en acción durante la meditación, hacer que suba en forma rítmica y natural hasta el cerebro mediante la vocalización del mantram que ya hemos explicado en este capítulo, en esta práctica de meditación, no olvidando las inhalaciones y exhalaciones del aire en forma sincronizada en perfecta concentración, armonía y ritmo.

Es necesario aclarar que debe ser más profunda la inhalación que la exhalación, sencillamente porque necesitamos hacer refluir la energía creadora desde afuera hacia adentro, es decir, hacer más corta la exhalación que la inhalación.

Con esta práctica llega el momento en que la totalidad de la energía creadora fluye de afuera hacia adentro y hacia arriba. En esta forma centrípeta, la energía creadora organizada como ya dijimos en forma centrípeta, cada vez más profunda de afuera hacia adentro, es claro que se convierte en un instrumento extraordinario para la esencia, para despertar conciencia.

Les estoy enseñando el legítimo tantrismo blanco, esta es la práctica que usan las escuelas tántricas de los Himalayas y del Indostán, es la práctica mediante la cual se puede llegar al éxtasis, al Samadhi, o como le quieran denominar.

Los ojos deben estar cerrados durante la práctica, no se debe pensar absolutamente en nada durante esta meditación; pero si desafortunadamente llega a la mente un deseo, lo mejor que podemos hacer es estudiarlo sin identificarnos con dicho deseo. Después de haberlo comprendido íntimamente, profundamente en todas sus partes, entonces dejarlo listo para someterlo a muerte, a la desintegración por medio de la lanza de Eros.

Pero si nos asalta el recuerdo de algún acontecimiento de la ira, ¿qué debemos hacer? Suspéndase por un momento la meditación y trátese de comprender el acontecimiento que nos ha llegado al entendimiento, hagámosle la disección, estudiémoslo y desintegrémoslo con el bisturí de la auto-crítica y luego olvidémoslo y continuemos con la meditación y la respiración.

Si de pronto viene a nuestra mente algún recuerdo de cualquier acontecimiento de nuestra vida desde hace 10 o 20 años atrás, hagamos el mismo uso de la auto-crítica.

Utilicemos el mismo bisturí para desintegrar tal recuerdo, para ver qué es lo que tiene de verdad; una vez que estemos seguros de que no viene nada más a la mente, entonces continuemos con la respiración y la meditación sin pensar en nada, haciendo resonar dulcemente el mantram:

Jaaaammmm

Saaaajjjjj

Tal como suena, prolongando la inhalación y corta la exhalación. Repetimos el mantram:

Jaaaaammmm

Saaaaajjjjjjjjjjjjj

Con profunda quietud y silencio auténtico de la mente. Sólo así la esencia podrá escaparse aunque sea por un momento para sumergirse en lo Real.

Práctica:

Sentaos cómodamente, colocad la palma de la mano izquierda abierta y hacia arriba, y el dorso de la mano derecha sobre la palma de la mano izquierda. Relajad el cuerpo, lo mejor posible, y luego inhalad profundamente, muy despacio.

Al inhalar, imaginad que la energía creadora sube por los canales espermáticos hasta el cerebro y pronunciad el mantram así:

Jaaaaaammmmmmm… (La “H” suena siempre como “J”).

Exhalad, corto y rápido, y pronunciar el mantram “Sah”, así: SAJ…

Indubitablemente, se inhala por la nariz y se exhala por la boca. Al inhalar, habrá de mantralizarse la sílaba sagrada HAM mentalmente, pues se está inhalando por la nariz; más al exhalar, se podrá articular la sílaba Saajjjj en forma sonora.

La inhalación se hace lenta; la exhalación, corta y rápida. ¿Motivos? Obviamente, la energía creadora fluye en todo sujeto desde adentro hacia afuera, es decir, de manera centrífuga; mas nosotros debemos invertir ese orden con fines de superación espiritual. Debe nuestra energía fluir en forma centrípeta, de afuera hacia adentro.

Indubitablemente, si inhalamos despacio y lento, fluirá la energía creadora en forma centrípeta, de afuera hacia adentro. Si exhalamos corto y rápido, entonces se hará cada vez más centrípeta esa energía. Durante la práctica, no se debe pensar absolutamente en nada. Los ojos deben estar cerrados profundamente, sólo vibrará en nuestra mente el “Ham-Sah” y nada más.

A medida que se practique, la inhalación se va haciendo más honda y la exhalación muy corta y rápida.

Los Grandes Maestros de la meditación llegan a volver a la respiración, pura inhalación; entonces aquella queda en suspenso. ¡Imposible esto, para los científicos, pero real para los místicos! Y en tal estado, el Maestro participa del Nirvikalpa Samâdhi, o del Mahâ Samâdhi; viene la irrupción del vacío iluminador, se precipita en ese Gran Vacío, donde nadie vive y donde solamente se escucha la Palabra del Padre que está en secreto.

Con esta práctica se consigue la irrupción del vacío iluminador, a condición de no pensar absolutamente en nada, no admitir en la mente ningún pensamiento, ningún deseo, ningún recuerdo. La mente debe quedar completamente quieta, por dentro, por fuera y en el centro. Cualquier pensamiento, por insignificante que sea, es óbice para el Samâdhi, para el éxtasis. Asimismo, esta ciencia de la meditación, combinada con la respiración, produce efectos extraordinarios.