Maya. Capítulo de Senda Divina, de Swami Sivananda
La filosofía hindú dice que el mundo es tan solo una forma ilusoria, que se disolverá inevitablemente al final del Gran Día Cósmico.
Mi persona, tu cuerpo, mis amigos, las cosas, mi familia, etc., son en el fondo, eso que los indostanes llaman Maya, la ilusión; formas mentales vanas que tarde o temprano se reducirán a polvareda cósmica.
Los rasgos más característicos de aquellos individuos preparados para recibir la conciencia cósmica es que miran al mundo como Maya (Ilusión). Ellos presienten que el mundo, tal como la gente lo ve, es sólo una ilusión y buscan la Gran Realidad, lo Espiritual, lo Verdadero, aquello que está más allá de la ilusión.
En la mitología hindú, la diosa Maya (ma-aya: ‘no-es’, lo que no es), es hija de Ánrita (án-rita: ‘no-real’, falso, falsedad) y es madre del varón Mritiu (‘muerte’ personificada).
Aquello que en verdad no es, pero que aparenta ser, es Maya.
Aquello que es causa del apasionamiento, o Moha (ilusión), es Maya.
Maya es una apariencia. Es una semejanza. Es el poder ilusorio de Dios.
Maya es la creadora de este universo. Ella proyecta este mundo por su Lila (juego divino).
La mente, el intelecto, el cuerpo y los sentidos son sus formas.
Ella es la energía o el aspecto del Señor como madre.
Así como el calor es inseparable del fuego y el frío del hielo, así también es Maya inseparable de Brahman. Depende de Brahman.
Maya tiene incontables poderes. La solidez de la piedra es un poder de Maya. La fluidez del agua es otro poder de Maya. El fuego es un tercer poder ardiente de Maya. El aire es el poder móvil de Maya. El éter es el poder del vacío o el espacio de Maya.
LA GRAN ILUSIÓN
Por el poder de Maya, el mundo entero aparece en lugar del Ser Supremo.
Maya crea este mundo sin afectar a Brahman lo más mínimo.
El poder de llevar a cabo lo imposible es peculiar de Maya.
Maya es madre de infinitos acertijos.
Maya envuelve a Brahman, haciéndolo aparecer como algo distinto de lo que en realidad es.
Divide al infinito Brahman, que no tiene nombre, forma ni cualidad, en los centros finitos de experiencia, invistiendo a éstos con nombres, formas y cualidades.
Maya existe como la causa de la percepción de la multiplicidad del universo, pero en verdad no tiene realidad alguna.
Ella misma es también una apariencia como las que ella crea. No puede decirse que exista, ni puede decirse que no exista.
Es la causa falsa de las apariencias. No se puede decir qué es exactamente. Es inescrutable e indeterminable.
Maya no es verdadera ni falsa. Es verdaderamente falsa y falsamente verdadera.
No es ni real ni irreal. No es real como Brahman, pues desaparece cuando uno obtiene el conocimiento.
Tampoco es irreal como el hijo de una mujer estéril o como el cuerno de una liebre, pues sentimos su presencia.
Esta Maya es una especie de ilusionismo. Permaneces fascinado en tanto que no aparezca el ilusionista. En cuanto se da a conocer, uno sabe que los malabares son irreales y deja en seguida de asombrarse.
Cuando realizas a Brahman, la ilusión de la obra de Maya se desvanece, pues descubres que lo que inspiraba tu asombro era irreal.
Cuando el hipnotizador hipnotiza al auditorio entero, toda la gente cree que la persona asciende por la cuerda en el aire. Toda la gente ve cómo el hipnotizador devora una gran espada o corta el cuerpo del niño dentro de la caja.
Del mismo modo, todos vosotros están hipnotizados por Maya o Avidia (ignorancia) y consideráis este mundo como una sólida realidad.
Deshipnotízate a ti mismo obteniendo el conocimiento de Brahman. Sólo entonces comprenderás el gran ilusionismo de Maya.
Manifestaciones de Maya
Maya es el artista más grande y el ilusionista más grande. Las personas mundanas difícilmente pueden detectar sus trucos.
Ella engaña al apasionado y al incauto.
Ella oculta lo real, haciendo aparecer a lo irreal como real.
Ella hace que lo impermanente parezca permanente, que lo impuro parezca puro, que el dolor parezca placer, que Anatman (el no-Ser) parezca Atman (el Ser).
Sabes que tendrás que morir y, sin embargo, piensas que vas a vivir siempre.
Eso es Maya.
Sabes que el mundo está lleno de aflicciones y, sin embargo, te deleitas con los objetos perecederos y no quieres abandonarlos. Eso es Maya.
Sabes que el cuerpo de una mujer está formado por todo tipo de impurezas, de carne, hueso, orina y materia fecal y, sin embargo, disfrutas abrazándola.
Eso es Maya.
Maya produce un brillo falso y atrapa a los Yivas (almas) engañados. Ella dora los objetos por encima y, de ese modo, atrapa al hombre, que es apresado por la rueda del nacimiento y la muerte.
Bajo la capa azucarada de Maya se oculta la quinina amarga.
Tras el jardín de los placeres sensuales se oculta el valle de lágrimas. Tras la sonrisa de una mujer se oculta el odio, la decepción, la astucia y la insinceridad. Tras los labios encarnados se oculta flema y gérmenes transmisores de enfermedades.
Tras las sonrosadas mejillas se oculta la carne viva.
Tras la boyante juventud se oculta la vejez con pasos indecisos.
Tras la belleza se oculta la fealdad.
Tras el encanto de este universo están la muerte, las enfermedades, las picaduras de serpiente y de escorpión, la censura, el deshonor, el terremoto, el ciclón, la guerra y las bombas atómicas.
No te dejes embaucar por esta Maya tentadora.
Maya te ata de diversas maneras.
Es difícil descubrir sus maniobras secretas.
Por ejemplo, un hombre abandona el mundo, toma Sanniasa (renunciación) y construye un Ashram (monasterio). Lentamente, se va apegando al Ashram y a sus discípulos, desarrolla un egoísmo institucional, Sanniasa Abhimana, y un orgullo por su saber y su renunciación, o Tyaga.
Si un hombre te sonríe en la calle, te honra y toca tus pies, te apegas a él.
Si un hombre te sirve, te alaba y te hace regalos, te apegas a él.
Otro te dice palabras amables y te proporciona alimentos y una buena casa.
También te apegas a él y a su casa.
La sonrisa, el afecto, la comodidad, el nombre, la fama, las palabras amables, la esposa, los hijos, la casa, la propiedad, el respeto, el honor, el poder, el prestigio, la posición, los títulos, el cielo, todas estas cosas son los cepos de Maya para atraparte. Guárdate de los encantos de Maya.
¡Oh hombre ignorante! No caigas en las redes de Maya.
El mundo entero es una red de Maya para atrapar a las almas ignorantes y engañadas.
¡Ten cuidado, permanece alerta, sé precavido!
El universo entero es el brillo falso de Avidia. Está lleno de trampas y tentaciones. El color, el sonido y el tacto son las trampas tentadoras de Maya. Las mujeres, el dinero y el poder son sus añagazas. Los dulces, las flores y el oro son los encantos de Maya.
La Maya del Señor es misteriosa.
Ella asume diversas formas sutiles y engaña al hombre de diversas maneras.
Cuando renuncias a la pasión, ves que aún permanece la ira.
Cuando controlas la ira, la avaricia está contigo.
Cuando la avaricia ha sido controlada; el orgullo se te adhiere tenazmente.
Cuando renuncias al té y al café, te apegas a la leche y a las frutas.
Cuando controlas la lengua, los ojos te esperan para acosarte.
Cuando abandonas a los viejos amigos, otros nuevos se te unen.
Cuando renuncias a un tipo de trabajo, otro tipo distinto te espera.
A cada paso, Maya corre su velo.
No creas que tendrás que descorrer un solo velo en la última etapa del Sádhana (práctica espiritual).
Maia antepone incontables velos: el apego, los anhelos, el deseo, la avaricia, los instintos, impulsos y necesidades sexuales, las cinco Koshas, el correr tras los Siddhis (poder psíquico), el falso contento en el Sádhana (práctica espiritual), el entendimiento velado, el intelecto vulgar, todas ellas son distintas formas de su velo.
Si eres un poco descuidado y no vigilas, ella pondrá ante ti un velo tras otro.
Tendrás que afrontar incontables velos, todos los cuales habrás de desgarrar.
VIDIA MAYA Y AVIDIA MAYA
Maya ata al Yiva (alma) a través de Avidia, o la ignorancia, y le libera a través de Vidia, o el conocimiento.
Ella es tanto Avidia como Vidia.
Avidia Maya te hace descender por el sendero de la esclavitud y se caracteriza por la lujuria, la ira, la avaricia, el orgullo, el odio, etc.
Vidia Maya te lleva por el sendero de la liberación y la caracterizan la discriminación, el desapasionamiento, la devoción.
MAYA Y LA MENTE
Maya se manifiesta en el individuo humano como la mente.
La mente no es sino Maya. Ésta es sólo la mente.
El control de la mente supone el control sobre Maya. El control sobre Maya supone el control de la mente.
Maya juega a través de la mente. Maya destruye por medio de la mente.
Maya causa estragos por medio de la imaginación de la mente.
La mujer no es bella, sino que lo es la imaginación. El azúcar no es dulce, sino que lo es la imaginación. La comida no es sabrosa, sino que lo es la imaginación. El hombre no es débil, sino que lo es la imaginación.
Comprende la naturaleza de Maya y de la mente y hazte sabio.
Refrena esta imaginación de la mente por medio del pensamiento recto y descansa en Brahman, donde no existen ni imaginación ni pensamiento.
Si existe una mente, existirá este universo.
La mente no funciona durante el sueño profundo, por eso no existe entonces el mundo.
Cuanto más pienses acerca de los objetos, más real le parecerá este mundo.
El concepto de la realidad del universo aumentará si piensas en los objetos sensoriales muy a menudo.
Si la mente corre atropelladamente tras los objetos sensoriales, Maya hace de la persona su propia fortaleza.
Maya arruina a través de la mente. Esta mente inferior e impulsiva te arrastra hacia todo tipo de goces sensuales y te engaña de muy diversas formas.
Maya hace surgir por medio de su poder millones de Sankalpas (pensamientos) en la mente, siendo entonces el Yiva presa de éstos.
Esta Manas inferior no puede aproximarse a quienes tienen un gran poder de discriminación entre lo real y lo irreal.
Maya es muy fácil de detectar, y el Ser muy fácil de realizar, para quienes poseen discriminación y una determinación firme.
Maya puede dominarse por medio de estas fuerzas que son Viveka (discriminación) y la voluntad.
LA CAUSA DE MAYA
La causa de Maya, del hombre, del universo, el acertijo de la existencia y del universo, son problemas que están fuera del alcance del intelecto finito del hombre.
El intelecto humano es absolutamente incapaz de resolver estas cuestiones, y cuanto más lo intenta, más se enturbia.
Estos problemas pueden entenderse sólo tras el logro de Brahmagnana, o la sabiduría divina. Sus respuestas se encierran en el Absoluto, cuyas puertas permanecen cerradas para la mente y el intelecto relativos.
Ninguna palabra puede describir adecuadamente el origen de Maya. Sólo quien logra el Atma-Gnana, habiendo vencido a Maya, podrá saber lo que ésta es, cómo surge y cómo se destruye.
El porqué de Maya sólo puede entenderse cuando se alcanza el conocimiento de Brahman.
No atormentes tu mente ahora por conocer la causa de Maya. No podrás hallar la respuesta en ninguna escritura. La causa es en sí un absurdo lógico.
Puedes hallar la causa de los asuntos mundanos, en los que el Buddhi (intelecto) funciona. Pero no puedes encontrar por qué para cuestiones del plano trascendental, que no puede ser alcanzado por un intelecto ordinario y finito, condicionado por el tiempo y el espacio.
Todos los que han tratado de describir el mundo empírico han tenido que afrontar su ignorancia a cada paso, viéndose obligados a admitir que la razón humana no puede llegar más allá.
Todos los videntes de la verdad, todos los Acharias (maestros), todos los profetas, todos los filósofos, todos los metafísicos y todos los teólogos han fracasado por completo.
Así que, por favor, no tortures tu mente por más tiempo con respecto al origen de esta Maya.
Sin embargo, inquiere sobre los medios para su destrucción. Si la destruyes, serás capaz de conocer entonces cómo y de dónde surgió, cuál es su naturaleza y cómo perece.
Si te pones una inyección con una dosis de Gnana (conocimiento del Ser), no te hundirás más en el océano de los nacimientos perniciosos.
La terrorífica Maya no existe realmente.
MAYA: UNA EXISTENCIA NEGATIVA
La ausencia de luz es oscuridad.
Pero la oscuridad no es una entidad real, sino que tiene una existencia negativa.
Cuando se produce la luz, la oscuridad se desvanece.
Del mismo modo, cuando llega el Conocimiento, Maya desaparece.
El velo oculta la belleza.
El jarro oculta la arcilla.
El anillo oculta el oro.
El elefante contiene la hojarasca con que se alimenta.
El dulce oculta el azúcar.
La tela oculta el hilo.
El clavo oculta el hierro.
Avidia (ignorancia) oculta lo Eterno. Las diversas formas ocultan a Brahman.
Tras los velos de Maya, se oculta Brahman.
Rompe el velo y contempla la Luz de luces.
El viaje de la vida a lo largo del sendero de la iluminación es largo y cansado. Requiere un esfuerzo sincero, formal y práctico, acompañado por una intrépida e infatigable energía.
Acaba con las discusiones vanas. Intérnate rápidamente en el camino.
Come la fruta. Una persona cuyas ropas han echado a arder, corre inmediatamente hacia el agua. Nunca preguntará, en pleno acaloramiento y en medio de su gran calor, cómo se produjo el fuego y cómo quemó sus ropas.
De igual modo, cuando estás inmerso en esta rueda terrible del Samsara de nacimientos y muertes, con todo tipo de miserias, aflicciones, dolores y penas, debes intentar en lo posible deshacerte de Maya. Hay modos de destruirla. Ya sabrás, tras su destrucción, la causa y la naturaleza de Maya.
Despierta del ensueño de la ignorancia.
Desarrolla el desapasionamiento y la discriminación, e inquiere: ¿Quién soy yo?
Te librarás entonces de las garras de Maya y alcanzarás la dicha eterna de Brahman.
Persevera.
Continúa.
Camina con coraje.
Sé regular en tu Sádhana (práctica espiritual).
Practica una vigilancia e introspección constantes.
Reza.
Haz Yapa (repetición del Nombre del Señor).
Adora y medita.
Maya no podrá aproximársete nunca, nunca.
Tendrás siempre la gracia del Señor.
Todos los velos se desgarrarán.