La Mitología de Abraxas

Haciendo una investigación sobre la palabra «Abraxas» encontramos que la gran Maestra y esoterista Helena P. Blavatsky nos dice que se trata de una palabra mística que se remonta hasta Basílides, el Pitagórico de Alejandría, en el año 90 después de Cristo.

Basílides empleaba la voz Abraxas como un nombre de la divinidad; decía que era la divinidad suprema entre las siete principales, y que estaba dotada de 365 virtudes. Esto era algo simbólico y tiene que ver con la numeración griega:

a = 1

b = 2

r = 100

a = 1

x = 60

a = 1

s = 200

TOTAL 365

Es decir, que la suma de los valores numéricos que atribuían a cada letra de la palabra Abraxas forma un total de 365, que correspondía a los 365 días del año solar, o lo que es igual un ciclo de «acción divina», el conjunto de las 365 manifestaciones sucesivas atribuidas a Dios en un año.

Otros autores como C. W. King, autor del libro «Los Gnósticos», considera la palabra Abraxas similar a la hebrea «Shemahamphorasch» que es una palabra sagrada del extenso nombre de Dios. Aunque la gran autoridad masónica Oliver relaciona el nombre de Abraxas con el de Abraham.

En otras latitudes, también aparece el nombre de Abraxas y se respeta que Abraxas es la copia de las palabras indas «Abhimanin» (el hijo mayor de Brahma) y «Brahma» combinadas.

Por otro lado, según Leisegang, en su libro «La Gnose», Abraxas se identifica con Mitra; dice que es el mediador entre la humanidad y el único Dios, el sol invencible, que se veneró en la antigüedad por los siglos III-IV. Este Abraxas-Mitra, en su origen persa, es el mediador entre Ahuramazda y Ariman, es decir entre el Bien y el Mal.

Tampoco podemos olvidar la presencia de Abraxas en la Teurgia; como palabra mágica relacionada con el Abracadabra que proviene de la frase hebrea: «Abreq ad hâbra» que significa: «Envía tu rayo hasta la muerte».

A este respecto H. P. Blavatsky nos dice que «Abracadabra» es un término posterior a la voz sagrada de «Abraxas» que, a su vez, deriva de una sagrada y antigua palabra copta o egipcia, la cual era una formula mágica que significaba simbólicamente: «No me dañes», y estaba dirigida a la divinidad. Se escribía en un amuleto o talismán y se llevaba sobre el pecho debajo de la ropa o colgada al cuello.

Las piedras Abraxas eran usadas por los gnósticos, eran unas gemas que llevaban inscrita esta palabra griega que se usaban como talismán. Los amuletos se convirtieron en un objeto tan común entre los cristianos que en el siglo IV se prohibió tanto su fabricación como su uso, bajo la pena de ser expulsado de la orden sagrada a la que se perteneciera.

Las gemas Abraxas representaban, generalmente, un cuerpo humano con cabeza de gallo, en una mano llevaba un escudo y en la otra un látigo, y dos serpientes en lugar de piernas.

A veces, aparecían otras figuras fantásticas como una cabeza de león, elefante, serpiente, etc. En algunas gemas aparece con las letras I A O que designan a la divinidad. Estas letras, en realidad, están contenidas en la palabra GALLO o GAIO.

El V. M. Samael Aun Weor nos devela el misterio del Abraxas. Nos explica que aquel que recibe la iniciación venusta encarna a su estrella. Esta estrella crucificada en la cruz es el cristo de los Abraxas.

Nos habla también el Maestro del significado de la doble cola de serpiente que forma las patas del gallo solar de los Abraxas. Una es la serpiente ascendente, la serpiente de cobre de Moisés, la otra es la serpiente descendente.

Todo el trabajo de la Gran Obra consiste en desprenderse de los anillos encantados de la serpiente seductora; domarla, vencerla, ponerle el pie sobre la cabeza, y levantarla por el canal medular, para abrir las siete iglesias.

De las dos serpientes que se enroscan en el caduceo de mercurio, en el ser humano normal y corriente, la serpiente derecha asciende, mientras la izquierda desciende hacia los propios infiernos atómicos del hombre, para la satisfacción animal.

Antes de que el hombre hubiera salido del Edén las dos serpientes estaban levantadas sobre la vara, como en los ángeles que tienen sus dos polos, masculino y femenino de su fuerza sexual, fluyendo hacia arriba, hacia la cabeza.

Actualmente, los seres humanos tienen su energía sexual dividida: mientras la corriente solar masculina positiva asciende, la energía negativa femenina lunar desciende. Hay que levantar el polo negativo de nuestra fuerza creadora. Las dos serpientes deben fluir hacia arriba, hacia la cabeza como los ángeles.

En el libro «Curso Esotérico de Kábala» del Maestro Samael Aun Weor, en su capítulo VI, podemos leer:

“La clave se encuentra en la Serpiente, las patas de Gallo de los Abraxas es una doble cola de serpiente. Existe la serpiente tentadora del Edén y la serpiente de cobre de Moisés entrelazadas en el Tau, es decir, en el lingam sexual.

La serpiente normalmente está encerrada en el chacra Muladhara (Iglesia de Éfeso). Ella dormita en ese centro coxígeo. La serpiente debe salir de su Iglesia inevitablemente.

Si sube por el canal medular, nos convertimos en ángeles, si baja hasta los infiernos atómicos nos convierte en demonios. Ahora comprenderéis porque la serpiente del caduceo es siempre doble, la fuerza sexual es el Hile de los gnósticos.»

En un fragmento de otro libro dice:

«El alma se halla entre dos caminos el de la luz o el de las tinieblas y el problema es absolutamente sexual. La clave se encuentra en la serpiente sagrada. El gallo que representa el 1. A. O., el Verbo, la palabra.»

El ABRAXAS de los gnósticos es el INRI de los cristianos, el TAO chino, el ZEN budista…

Para finalizar con este aspecto haremos mención de un escrito de Carl Gustav Jung, que recopiló de Basilides de Alejandría, y se titulaba «Los siete sermones a los muertos» o «Septem Sermones ad Mortus».

Este escrito lo regalaba en ocasiones a sus amigos, pero no permitía que lo publicaran. Jung tomó de los gnósticos el pensamiento en paradojas, y utilizaba terminología gnóstica como la palabra Abraxas para denominar a la divinidad.

Jung, finalmente, dio su permiso para la publicación de este escrito dentro de su libro de memorias después de dudar y sólo «en aras a la honradez», pero no permitió que se publicara la solución del anagrama que se encuentra al final del séptimo sermón.

Hemos extraído algunos párrafos de estos siete sermones a los muertos en los que se refiere concretamente al Dios Abraxas.

Dicen así:

«Este es un Dios del que vosotros nada sabíais, pues los hombres lo olvidaron. Nosotros lo denominamos por su nombre: ABRAXAS.

Es todavía más indeterminado que Dios y Diablo. Para diferenciar a Dios de él, llamamos a Dios Helios o Sol.

Abraxas es acción, frente a él no hay nada sino lo irreal, por ello su naturaleza activa se despliega libre…

Abraxas está por encima del Sol y por encima del Diablo…

Si el Pleroma tuviera una esencia, Abraxas seria su manifestación… Es fuerza, duración, trasformación.

Los muertos avanzaron como niebla a través de los pantanos y gritaron: Háblanos más sobre el supremo Dios.

Abraxas es el Dios difícilmente reconocible, su poder es el supremo, pues el hombre no lo ve.

Del Sol ve el Summum Bonum, del diablo el lnfinitum Malum, de Abraxas, sin embargo, la Vida indeterminada en todos los aspectos que es la madre del bien y del mal.

La vida parece ser más pequeña y más débil que el Summum Bonum, razón por la cual resulta difícil pensar que Abraxas supere en poder incluso al sol, que es la fuente iluminante de toda fuerza de vida misma.

Abraxas es el sol y, a la vez, el abismo eternamente arrollador del Vacío, del Diablo.

El poder de Abraxas es ambivalente. Vosotros no lo veis pues en nuestros ojos lo opuestamente orientado de este poder deja de ser.

Lo que Dios Sol dice es vida.

Lo que dice el Diablo es muerte.

Abraxas, sin embargo, dice la palabra digna y condenada, que es a la vez vida y muerte. Abraxas produce verdad y mentira, bien y mal, luz y tinieblas en la misma palabra y en el mismo acto.

Por ello Abraxas es temible. Es soberbio como el león en el instante en que vence a su victima. Es bello como un día de primavera. Es el lleno que se une con el vacío. Es la cópula sagrada, es el amor y su homicidio, es el santo y su traidor. Es la más clara luz del día y la más profunda noche del absurdo.

Verle significa ceguera, conocerle significa enfermedad, rezarle significa muerte, temerle significa sabiduría, no oponerse a Él significa salvación.

Dios vive detrás del sol, el Diablo vive detrás de la noche.

Lo que Dios engendra a partir de la luz, el Diablo lo arrastra a la noche. Pero Abraxas es el mundo, su devenir y dejar de ser mismo.

A cada ofrenda al Dios Sol el Diablo presenta su maldición. Todo cuanto solicitáis del Dios Sol, produce un acto del Diablo. Todo cuanto creáis con Dios da al Diablo poder de actuación.

Este es el terrible Abraxas…

Cuando el gran mundo se torna frío, la estrella ilumina. No hay nada entre el hombre y su Dios, en cuanto al hombre puede separar su mirada del espectáculo llameante de Abraxas…

Aquí hombre, allí Dios. Aquí debilidad y nadería, allí eterna fuerza creadora. Aquí oscuridad total y frío húmedo, allí sol pleno».