Jorge Ianovitch Gurdjieff nació el 1/1/1877 (según el antiguo calendario ruso) y murió en París, 29/10/1949. Si bien se puede creer en su pasaporte la fecha de nacimiento databa del 28/12/77 en la ciudad de Alexandrópol (rusia), hasta entonces otomana, recién conquistada por el ejército del zar.
Su padre había ganado una gran popularidad como Ashoj, es decir, como narrador y poeta.
Era conocido con el nombre de Adash. Su padre tenía la costumbre de contarle algún cuento, sea sobre pueblos de la antigüedad, o acerca de hombres notables, sea sobre dios, la naturaleza y toda clase de maravillas misteriosas.
Siempre terminaba con algún cuento de las mil y una noches, de los cuales conocía tantos que con seguridad hubiera podido contárselos durante mil y una noches.
Tenía su padre un concepto claro, sencillo y perfectamente definido de la finalidad de la vida humana. Le solía decir a menudo que la aspiración fundamenta de todo hombre debía de ser conquistar su libertad interior y prepararse de ese modo una dichosa vejez.
Mas para alcanzarla, el hombre debía adquirir desde la infancia hasta la edad de los 18 años, unos datos que le permitieran obedecer sin desfallecimiento los cuatro mandamientos siguientes:
El primero: amar a sus padres.
El segundo: conservar su pureza sexual.
El tercero: manifestar igual cortesía a todos, ricos o pobres, amigos o enemigos, poderosos o esclavos, sea cual fuere la religión a la que pertenezcan; pero seguir siendo libre interiormente y nunca dar demasiada confianza a nada ni a nadie.
El cuarto: amar al trabajo por el trabajo mismo y no por la ganancia.
Cuenta Gurdjieff en su libro autobiográfico “Encuentros con Hombres Notables”, que su padre lo quería muy particularmente por ser el primogénito y ejerció sobre él una gran influencia. Con vistas a su educación utilizaba lo que el llamaba persecuciones sistemáticas.
Tales persecuciones consistían en introducir furtivamente en su cama, una rana, una rata, una serpiente no venenosa, o cualquier otro animal capaz de provocar impulsos de asco, aversión, repugnancia, pusilanimidad, etc.
Con la finalidad de llegar a cristalizar en él una actitud de indiferencia hacia todo lo que engendra habitualmente tales impulsos.
Entre todas estas persecuciones sistemáticas había una que angustiaba particularmente a los que le rodeaban, su madre, su tío, su abuela: consistía en hacerle salir todas las mañanas muy temprano de la cama, ir a la fuente para rociarse de agua helada y luego correr desnudo.
Si trataba de oponerle la menor resistencia, nunca cedía, y a pesar de ser muy bueno y quererle mucho, no vacilaba en castigarle implacablemente.
Nos dice a este respecto gurdjieff: cuantas veces después recordé esos momentos, para darle las gracias con todo mi ser por lo que había hecho por mi. De otra manera nunca hubiera podido vencer las innumerables dificultades de mis viajes.
Su padre murió en 1917 a la edad de 83 años a manos de los turcos, cuando estos atacaron Alexandropol.
Su primer maestro fue el padre Bros, arcipreste de la iglesia militar de Kars. Gurdjieff nos recuerda los diez principios que le inculco en viejo sacerdote para que en su mayoría de edad fuera un hombre y no un inútil.
1. La espera de un castigo para toda desobediencia.
2. La esperanza de recibir una recompensa sólo si es merecida.
3. Amor a dios, pero indiferencia hacia los santos.
4. Los remordimientos de conciencia por los malos tratos infringidos a los animales.
5. El temor de causar pena a sus padres y educadores.
6. La impasibilidad hacia diablos, serpientes y ratones.
7. La alegría de contentarse con lo que se tiene.
8. La tristeza de haber perdido las buenas disposiciones de los demás.
9. La paciencia de soportar el dolor y el hambre.
10. El deseo de ganar su pan lo más pronto posible.
Otro personaje fue el padre Evlissi también conocido como Bogatchevsky. Con él Gurdjieff aprendió novedosos conceptos acerca del hipnotismo, espiritismo, magnetismo, autosugestión, etc.,
Y, además, un concepto muy peculiar acerca de la moral, que el dividía en dos clases principales: objetiva y subjetiva. La moral objetiva se fundamenta sobre los mandamientos que dios ha dado a través de la voz de sus profetas.
En cuanto a la moral subjetiva y que es meramente una invención humana, es diferente en cada lugar y está fundada con la comprensión particular que del bien y del mal se tenga en una epoca determinada; es decir, es relativa, en lo que la moral objetiva es absoluta.
Este padre llegó a ser asistente mayor en el monasterio de los hermanos esenios, que se encuentra a las orillas del mar muerto.
Fue así como conoció en Etchmiadzín o Vagjarchapat, como lo llaman los armenios y que es uno de los grandes centros religiosos del mundo, al Capitán Pogossian o señor x (hijo de pable en lengua Armenia),
Quien a la sazón se encontraba igualmente interesado en resolver esos y otros misterios, y junto con quien había llegado a la conclusión de que había algo cuyo conocimiento poseían los hombres de antaño, pero que por alguna razón hoy ese conocimiento estaba por completo olvidado.
Después conoció a Abraham Levlov, que era un Aisor, nombre que se les da a los descendientes de los antiguos asirios, y a quienes los armenios apodaban “ladrones de la cruz”.
También conoció al príncipe Yuri Liubovedsjy, a Ekim Bey, a Piotr Karpenko y al profesor Skridlov. Todos ellos fueron los hombres notables con los que se encontró antes de aparecer en Rusia en año 1913.
Es en Moscú, en la primavera de 1915, cuando se produce encuentro Ouspensky con Gurdjieff. Ouspensky posee una formación científica. Ha publicado en 1909 un libro sobre la cuarta dimensión.
En la esperanza de encontrar en oriente una respuesta a las preguntas a las cuales, según él, la ciencia de occidente no aportaba solución, emprendió un viaje por la india y Ceilán.
Regreso de su viaje convencido de que su búsqueda no era vana y que efectivamente había algo en oriente, pero “que el secreto estaba guardado mucho más profundamente y mucho mejor de lo que él había previsto”.
Estaba preparando un nuevo viaje al Asia central rusa y Persia, cuando le hablan del sorprendente personaje recientemente aparecido en Moscú.
Su primera entrevista con gurdjieff modificaría todos sus planes.
“Lo recuerdo muy bien. Habíamos llegado a un pequeño café, alejado del centro de la ciudad, en una calle bulliciosa. Vi a un hombre que ya no era joven, de tipo oriental, con bigotes negros y ojos penetrantes. En primer término me asombró porque parecía estar completamente fuera de sitio en tal lugar y dentro de tal atmósfera.
Ninguna de las preguntas que Ouspensky le hizo, confundió a Gurdjieff. Persuadido de que ese hombre podía ser el camino hacia el conocimiento que el había buscado en vano en oriente, Ouspensky se hizo discípulo de Gurdjieff
En el verano de 1922 llego a Francia acompañado con un grupo de hombre y mujeres que lo habían conocido en Moscú y en san Petersburgo, en busca de una propiedad en venta en los alrededores de parís.
Compraron una propiedad cerca de Fontainebleau: el Prieré de Avon, estableciendo una comunidad que suscitó inmediatamente gran curiosidad. Había nacido el instituto para el desarrollo del hombre.
En las paredes de la casa-estudio del priorato se encontraban escritos con caracteres muy particulares, diversos aforismos, como los siguientes:
Lo más grande que un hombre puede lograr es poder hacer.
Cuanto más malas sean las condiciones de la vida más productivo será el trabajo, siempre y cuando se recuerde el trabajo.
Recuérdese a si mismo siempre y en cualquier lugar.
Aquí nosotros podemos tan solo dirigir y crear condiciones, pero no ayudar.
La actitud de Gurdjieff hacia la iniciación fue firmemente expuesta en la primera declaración de sus ideas, escrita en 1914 por un alumno de Moscú y llamada “Atisbos de verdad”.
Orage, alumno y amigo de Gurjieff dijo: «Gurdjieff ha enterrado un hueso en sus trabajos. Somos como perros que sienten el olor del hueso pero no pueden encontrarlo. Si tenemos suficiente hambre, seguiremos escarbando hasta que lo encontremos. Y cuando lo logremos, ya no seremos perros, sino hombres”.