La finalidad de la presente práctica es conseguir el dominio de las funciones del cuerpo físico, comenzando por las pulsaciones del corazón.
Naturalmente se requiere un alto poder de concentración en el punto exacto que se indica en la práctica.
Práctica:
En primer lugar, es necesario tratar de relajar totalmente los músculos del cuerpo; comenzando desde los pies hasta la cabeza y terminando por relajar los brazos y las manos.
Después, debemos concentrar la atención en la punta de la nariz, hasta sentir plenamente el pulso del corazón en ese órgano del olfato.
Luego proseguiremos con la oreja derecha, concretamente en el lóbulo, hasta sentir el pulso del corazón en ese lugar.
Después continuaremos con la mano derecha, sintiendo los latidos en los dedos.
Más adelante nos concentramos en los dedos del pie derecho; seguimos con los dedos del pie izquierdo.
Pasaremos a los dedos de la mano izquierda.
Continuamos con la oreja izquierda (en el lóbulo), hasta sentir el pulso del corazón en ese lugar.
Y por último volvemos a sentir los latidos en la punta de la nariz nuevamente.
Con este ejercicio sentiremos plenamente el pulso del corazón, por separado, en cada uno de estos órganos donde hemos fijado la atención.
Los grandes yoguines, llegan a conseguir frenar y acelerar los latidos del corazón a voluntad.