Trataka
Necesitamos subir por la escalera de la Imaginación, posteriormente pasar al segundo escalón, que es el de la Inspiración y al fin llegar a la verdadera Intuición… La palabra TRATAKA, significa “fijar la mirada”. Es un ejercicio puro de concentración muy practicado por los adeptos del yoga, estando encuadrado dentro de los shatkarmas, los ejercicios de purificación interna.
Concentración en la Llama de una Vela
Primero debemos sentarnos, preferiblemente, en el suelo, en posición oriental. Después debemos relajar nuestros músculos y nervios, así como nuestra mente. Una vez conseguido una relajación básica para la práctica, nuestra vista debe fijarse en la llama de la vela, que naturalmente debemos haber encendido previamente, también nuestros sentidos deben concentrarse en ese fin.
Se practica fijando la mirada sobre la llama, sin parpadear, hasta que los ojos lloren profusamente. Luego de empezar a parpadear, se cierran los ojos y mirando con el CHAKRA AJNA la pantalla de la mente, tratamos de ver la llama tal como la recordamos.
Cuando la mente se empiece a distraer, traemos imágenes del fuego en general para centrar el tema de los pensamientos… y cuando hayamos perdido la concentración comenzamos a vocalizar el mantram INRI (Ignis Natura Renovatur Integram, el fuego renueva incesantemente la naturaleza) haciendo vibrar la zona del entrecejo, la cabeza y todo el cuerpo; tras unos minutos de mantralización, volvemos a abrir los ojos y fijamos la mirada en la llama, tratando de grabar bien la imagen, sin permitir que la mente divague.
Debemos hacernos conscientes de cómo danza aquella flama, y el ruido que provoca con sus movimientos, el calor que libera, el olor que despide, etc.
En nuestra mente debe existir sólo la llama de la vela, todo pensamiento que aparezca en la pantalla de la mente, simbólicamente, será quemado por dicha flama, desapareciendo de inmediato hasta llegar a la quietud mental.
Finalmente debemos llegar a sentirnos parte de aquella llama, y escudriñar hasta lograr ver aquello que anima y da vida al fuego, estas son las Salamandras. Con esta práctica se logra la perfecta concentración del pensamiento. Repetimos el proceso tantas veces como queramos.
Beneficios
Sobre todo es una técnica que verdaderamente logra la expansión de las capacidades de la conciencia, especialmente la atención, memoria, inteligencia, creatividad e intuición. Refuerza el carácter y aumenta la confianza en sí mismo. Mejora el estado anímico y previene el envejecimiento cerebral. Genera mayor capacidad de cálculo, lógica, orden mental, razonamiento, etc. Estimula las capacidades clarividentes, telepáticas e intuitivas propias de la conciencia superior. Mayor facilidad para conciliar el sueño, recordar los sueños y despertar en el sueño. Desarrollo de la fuerza magnética y activa los chakras. Depuración del pensamiento y estimula la conciencia de lo espiritual.
Finalidad
La finalidad de esta práctica, muy común entre las diferentes culturas, es muy diversa, pues abarca desde la estimulación de los músculos de la vista, la concentración de la mente y el desarrollo de la mirada interior, hasta la experiencia metafísica del despertar del Chakra Ajna y la clarividencia, incluso llegar a la experiencia mística del contacto con los elementales del fuego, a los que desde los tiempos más antiguos, se les conocía con el nombre de SALAMANDRAS. (Los Espíritus Elementales del fuego (Tatwa Tejas), son criaturas delgadas y secas muy semejantes a un grillo, aunque de tamaño mucho más grande. El defecto que impide su dominio es la ira que irrita a las salamandras del fuego tanto dentro de nuestra anatomía, como fuera cuando proyectamos ira hacia los demás. La virtud necesaria es la de volverse fuertes y enérgicos. PARACELSO, CORNELIO AGRIPPA y ELIPHAS LEVI y otros grandes maestros de la Sabiduría han escrito sobre estos elementales del fuego).
Concentración en el Vaso de Agua
¿Cómo se desarrolla la Imaginación? Se pueden realizar ejercicios científicos. Llenando un vaso con agua, en el fondo del vaso se pone un espejito y pone también unas gotas, entre el agua, de azogue o mercurio, para que se cargue con mercurio. Bien sabemos en ciencia oculta el valor del mercurio (ALKIMIA HERMÉTICA). Después, sentado uno cómodamente, a cierta distancia, se concentra uno en forma tal, que la mirada atraviese el cristal y caiga exactamente en el centro del vaso, en el centro exacto de la circunferencia, utilizando la técnica yóguica del TRATAKA.
Hay un mantram que pronunciar, es el mantram de “LOS MITERIOS ISÍACOS”: y se trata del uno de los nombres de la Madre Divina en la tradición egipcia: ISIS, que se pronuncia IS, IS, repartiéndolo en 2 sílabas, así: Iiiiiiiiiiiiiiiiiiiiissssssssssssssssss iiiiiiiiiiiiiissssssssssss. Al pronunciar el mantram ISIS, la «S» es como un silbo dulce y apacible. Al pronunciar como es debido, es claro que hace vibrar el chakra frontal, estimulando la actividad del tercer ojo, sintiendo como gira de izquierda a derecha. El tiempo mínimo de la práctica es de diez minutos diarios. Ahora, si alguien pudiera practicar estos ejercicios durante treinta minutos diarios, el avance sería más rápido.»
«Lo interesante de éste ejercicio es que se puede practicar durante tres años seguidos sin dejar un solo día de practicarlo, se le puede practicar ya sea de día, de noche o a la hora que se quiera, pero practicarlo; y si uno va de viaje, tendrá que practicarlo donde llegue, en el hotel, donde pueda, pero no dejar pasar el día sin el ejercicio. Si alguien en la vida tuviera esa tenacidad para no fallar un solo día, ese alguien recibiría la clarividencia. Por ahí a los quince días, o a los veinte, comienza uno a ver en el agua los colores de la luz astral, o por ahí a los tres o cuatro meses, todo depende del desarrollo psíquico de cada cual. Se tratará de ver, en esa agua, la «LUZ ASTRAL», se hará un gran esfuerzo para verla. La luz astral es el Sexto elemento de la naturaleza, los primeros son La Tierra, el agua, el fuego, el aire y el éter, siendo el sexto la luz astral.
En un principio no se verá nada, eso es obvio. Después de algún tiempo de ejercicio, se verá con colores esa agua, se comenzará a percibir la «LUZ ASTRAL». Si después de un tiempo va uno por una calle, por ejemplo, se verá una peculiar «cinta de luz», y si pasa un coche, podrá contemplarse una cinta de luz y también ve ese moviéndose sobre tal «cinta de luz». Esa cinta de luz es la calle y el coche se ve claramente moviéndose en esa cinta. Después de cierto tiempo, poco más o menos un año, para ver ya no será necesario exclusivamente el vaso con agua, sin embargo, deberá practicar su ejercicio. Después de unos tres años, ya no necesitará el vaso para nada, ya tendrá entonces la clarividencia.
Obviamente, cuando se llega a ese grado, ya se verá el aire de distintos colores, se verá el «AURA» de las personas con una naturalidad sorprendente». «¿Cómo se usa?, hay que cerrar los ojos y tratar de ver con el chakra frontal, romper las tinieblas, por así decirlo, para ver la luz astral, o para ver las auras de las gentes». Llegará un día en que no se necesitará el vaso con agua para ver, porque la facultad ya se haya desarrollado. Entonces. Cada persona tiene un AURA DE LUZ a su alrededor, y ésta adquiere diversas tonalidades. El azul, por ejemplo, indica espiritualidad. Un «Aura» verde fuerte indica desconfianza, o celos. El verde brillante, escepticismo. El gris plomizo, egoísmo. Un gris moreno, tristeza, melancolía. El rojo centelleante, ira o mentira. El rojo sangre, un rojo sucio, lujuria. El negro, odio. El amarillo, inteligencia. El anaranjado, orgullo. El violeta, mística trascendental, elevada, etc. Obviamente, para llegar a ver así el Aura de las gentes, hay que trabajar mucho en este ejercicio.
Para avanzar en el desarrollo interior se exige ser cada vez más silencioso y hermético, de lo contrario las facultades que le van a uno concediendo, se las acaban quitando. Quien va presumiendo que tiene facultades, simplemente miente porque desea ser admirado o se miente a sí mismo y acaba enloquecido. No se debe andar contando las experiencias que se tengan en las prácticas, son solo para uno, no nos metamos en las vidas ajenas «quien las vea, disimule, sepa callarlas, ver las cosas y guardar silencio». Es muy importante también trabajar intensamente con el Yo de la Ira, ya que cada vez que nos enojamos la luz astral se descompone en una energía venenosa llamada IMPERIL, que daña el posible desarrollo de la Imaginación Consiente o Clarividencia. Este conocimiento esotérico, ha quedado en el inconsciente colectivo en la expresión: “estaba ciego de ira”, siendo un impedimento para la vista física, más aún para la metafísica.