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Meditación sobre la Diosa Kakini

Meditación en la Diosa Kakini

Esta práctica es una de las tantas variantes que se pueden hacer con la Madre Divina (en su aspecto de Madre Naturaleza), para ello debemos concentrarnos donde ella reside, en nuestro corazón. La Diosa Kakini es una parte divina de nuestro Real Ser. En la antigüedad se la rendía grandes cultos a esta divinidad.

Sentados en una postura cómoda, en un sillón o en el suelo a la forma oriental o bien en la cama, con los brazos y piernas abiertas a derecha e izquierda en forma de estrella de cinco puntas y después de relajar nuestros músculos y ralentizar nuestros procesos mentales (proyección de imágenes, recuerdos, sensaciones, etc.), nos concentramos en el corazón.

Imaginando que dentro de nuestro corazón hay un gran valle en donde se divisa al fondo un conjunto montañoso, con altas cimas y una exuberante naturaleza. Imaginemos un profundo bosque lleno de sol y vida. Escuchemos el canto de los pájaros y el silbo dulce, penetrante y apacible de los grillos del bosque.

Visualicemos grandes árboles, arbustos y plantas, así como un río que lo cruza y que desciende desde las montañas, también imaginemos unas de águilas que vuelan por encima de los árboles formando círculos.

Imaginemos que descendemos hacia el fondo del bosque y nos dirigimos a su interior, observemos como comienza a cubrirse el valle de nubes, se oculta el sol y se va oscureciendo el interior del bosque. Los pájaros dejan de cantar, comenzamos a ver rayos y truenos, nubes negras, bajas que se perdiéndose en el horizonte impulsadas por fuertes huracanes.

Vemos nuevamente a las águilas volando en el espacio infinito que está dentro del bosque que existe en nuestro corazón, mientras, mediante el poder de la imaginación continuamos introduciéndonos en lo más profundo del bosque, hasta que llegamos a un lugar donde vislumbramos un trono, un trono de oro donde se sienta la Diosa Kakini.

Nos acercamos hacia allí y estando ante su inmaculada presencia, nos concentramos en esta Diosa Divina, tratamos de captar su majestuosidad y su pureza. Oremos, supliquemos, solicitemos su ayuda en forma simple.