Liberación de los cuerpos (unión con el íntimo)
La Meditación es la disciplina esotérica de los Gnósticos. La Meditación reviste cuatro fases principales:
ASANA: (Postura). El cuerpo debe quedar en posición absolutamente cómoda y relajada.
DHARANA: (Concentración). Debemos apartar la mente de toda clase de pensamientos terrenales y fijar la mente en una sola cosa.
DYANA: (Meditación). Significa reflexionar sobre el contenido substancial de la cosa misma en sí. El discípulo debe graduar su sueño y adormecerse, adentrándose totalmente en la práctica.
SAMADHÍ: (Éxtasis). Si el discípulo ha logrado adormecerse, entonces entra en el estado de Samadhí, y puede ver y oír cosas inefables, y conversar con los Seres sublimes. Así es como despierta la Conciencia de su letargo milenario.
Así es como podemos adquirir verdadera Sabiduría Divina, sin necesidad de dañar los poderes de la mente con el batallar de los razonamientos, ni con el vano intelectualismo dualista. La Meditación es el pan diario del Sabio.
PRÁCTICA
Acostado el discípulo en su lecho, con las manos cruzadas sobre el pecho, meditará profundamente en su cuerpo físico, diciéndose a sí mismo:
¡No soy este cuerpo físico!
Luego meditará el discípulo profundamente en su cuerpo etérico, diciéndose a sí mismo:
¡No soy este cuerpo etérico!
Luego, sumido en profunda meditación interna, reflexionará el discípulo en su cuerpo astral y dirá:
¡No soy el cuerpo astral!
Ahora meditará el discípulo en su cuerpo mental, y se dirá a sí mismo:
¡No soy esta mente, con la que estoy pensando!
Luego reflexionará el discípulo en su fuerza de voluntad (cuerpo de la voluntad), y se dirá a sí mismo:
¡No soy el cuerpo de la voluntad!
Ahora meditará el discípulo en su conciencia y se dirá a sí mismo:
¡Tampoco soy la conciencia!
Ahora, por último, sumido en profunda meditación, el discípulo fusionado con su Íntimo exclamará con su corazón:
¡Yo soy el Íntimo! ¡Yo soy el Íntimo! ¡Yo soy el Íntimo!
Entonces, el discípulo fuera de todos sus vehículos será como una majestad del Infinito. Verá entonces que ya no se necesita pensar porque posee la sabiduría del Íntimo. Ahora entenderá el discípulo, que la naturaleza del Íntimo es felicidad absoluta, existencia absoluta y omnisciencia absoluta.
En estos instantes de suprema felicidad, el pasado y el futuro se hermanan dentro de un eterno ahora, y los grandes días cósmicos, y las grandes noches cósmicas, se suceden unas a otras dentro de un instante eterno…
Cuando un Maestro del samadhí penetra en todos los planos de conciencia, con el ojo de Dagma escudriña todos los secretos de la sabiduría del fuego.
Es urgente que los discípulos gnósticos aprendan a funcionar sin vehículos materiales de ninguna especie, para que perciban con el ojo de Dagma todas las maravillas del Universo. Así es como los discípulos se harán Maestros del samadhí.