Elementos gnósticos en la civilización Inca

Elementos gnósticos en la civilización Inca

El V.M. Samael Aun Weor, pionero de la Antropología Gnóstica se re­fiere a la existencia de elementos gnósticos en las diferentes culturas de América Precolombina o Indo-América.

La civilización Inca tiene un valioso pasado esotérico. Su origen se explica en forma de leyendas y mitos al igual que otras civilizaciones, confirmado su tradi­ción esotérica.

Existe la llamada Capac Cuna o lista de los Reyes Incas, la cual menciona única­mente a 13 Incas. Sin embargo la auténti­ca relación de incas se ha perdido en la leyenda, no se ha podido fijar la época en que reinaron los primeros Incas, llama­dos Incas legendarios, especialmente en lo referente al primer inca llamado Man­co Cápac.

Conocemos de los Incas por la tradi­ción oral, recogida por los cronistas, de­bido a que la escritura que en algún tiempo muy remoto existió estaba prohibida en la nación Inca (El Tahuantinsuyo o país de los cuatro suyos o partes del Universo).

Las leyendas que nos hablan del ori­gen de la civilización Inca nos remontan a los tiempos del diluvio universal y a la edad de Oro que se inició después de aquel gran cataclismo, recordado por todas las tradiciones de la Tierra.

Pachacuti o gran diluvio

De las tradiciones del lago Titicaca encontramos que habiendo sido creado el mundo y el hombre por Viracocha o Huiracocha y habiendo pecado el hom­bre acaeció el gran diluvio, el huno Pachacuti o agua que trastornó la tierra. Algunos hombres fueron convertidos en piedra, otros en otras formas, otros fue­ron tragados por el mar o por la tierra, y llovió 60 días y 60 noches, anegándose todo; y sólo quedaron algunas señales de los que se convirtieron en piedras.

Aquí encontramos una alusión alegórica a aquellos que se convierten en piedra, anunciándonos a una civilización cimentada sobre la piedra, la sexualidad trascendente según el V.M. Samael Aun Weor, que permite crear al hombre autén­tico.

Después del gran diluvio apareció el dios Huiracocha en Tiahuanaco y, viendo la tierra desierta, creó a los hombres y les dio cuatro jefes, distribuyéndoles el mun­do. A Colla Cápac le entregó el mediodía, a Tocay Cápac el levante, a Pinahua el poniente, y a Manco Cápac el septentrión o norte.

Leyendas del nacimiento de la civilización Inca o Tahuantinsuyo

Leyenda de los hermanos Ayar

Fue después del diluvio, en Pacaritambo o tambo del amanecer, que aparecieron los hermanos Ayar. Salieron del cerro Tampu Tocco, de una oquedad o ventana llamada Cápac Tocco o ventana de los reyes. Hubieron otras dos venta­nas: de la ventana Sutic Tocco salieron los Tampus, y de la ventana Maras Tocco los Maras.

Los cuatro hermanos eran Ayar Man­co (Manco Cápac), Ayar Cachi, Ayar Uchu y Ayar Auca con sus respectivas esposas Mama Ocllo, Mama Cora, Mama Rahua y Mama Huaco. Llevaban los hermanos ala­bardas de oro, hondas de nervios, y ropas finas recamadas de oro.

Estando la tierra arruinada y los cam­pos empobrecidos por el diluvio, decidie­ron los cuatro hermanos salir en busca de tierras fértiles. Descendieron del cerro y juntaron diez parcialidades o ayllus: Chavín, Araicaca, Tarpunytay, Guacaitaqui, Sañoc, Sutic, Maras, Cuicusa, Masca y Uru.

Con esta gente salieron a cumplir con su designio. La marcha fue en forma procesional. Llevaban al pájaro Inti, ani­mal que simbolizaba al Sol, que sabía hablar y daba consejos (el Espíritu). Tam­bién llevaban el Napa sagrado, auquénido de color blanco adornado con gualdrapa colorada y orejeras de oro. Como objetos de culto tenían los topacusi, vasos de oro (la copa sagrada, el santo grial, el yoni femenino), y ciertas semillas (la simiente sagrada). Precedía la marcha el suntuoso Sunturpaucar, un gran adorno de plumas colocado en la parte alta de un palo.

El primer tramo del camino fue sin contratiempos. Luego Ayar Cachi mar­chaba derribando montes con piedras que lanzaba con su onda (destreza en el trabajo con la piedra, la sexualidad tras­cendente). Dice la leyenda que envidio­sos los hermanos lo hicieron volver con engaños a su lugar de origen: la ventana de Cápac Tocco, diciéndole que se habían perdido en Napa, los vasos y las semillas, y que fuera a buscarlos. Al llegar a la caverna de Cápac Tocco un criado, Tambochacay, la selló con una gran peña, matando a Ayar Cachi quien por tal motivo procedió a convertir al criado en piedra. Regresar al origen y morir es algo que nos invita a reflexionar en los misterios de la muerte del yo y la resurrección esotérica.

Los hermanos restantes siguieron su camino. Llegados a Huanacauri encon­traron al ídolo de este nombre en forma de ave pétrea. Ayar Uchu osó posarse en las espaldas del ave quedando convertido en piedra y formando parte de la escultu­ra. Ayar Uchu convertido en piedra les anunció que serían grandes señores y les rogó que, en su memoria, celebraran el Huarachico o ceremonia de iniciación de los jóvenes.

Llegando a Matagua celebraron por primera vez la ceremonia del Huarachico, armando caballero a Sinchi Roca, hijo de Ayar Manco y Mama Ocllo.

Llegaron a un paraje denominado Huanaypata, en el actual valle del Cuzco donde la vara que llevaba Ayar Manco (Manco Cápac) se hundió en la tierra roja y blanda, resultando difícil arrancarla. Por tal hecho decidieron quedarse allí. El color rojo de la tierra nos recuerda al cuarto color de la alquimia, etapa culmi­nante de la gran obra, a la tierra roja de los antepasados de Quetzalcoatl adonde este sagrado señor se dirige para adquirir sabiduría. La vara de oro, el cetro de los reyes, es la columna espinal recorrida por la ascendente serpiente de fuego que nos transforma radicalmente en el auténtico hombre.

Contemplando el valle del Cuzco Ayar Manco le señaló a Ayar Auca un conjunto de piedras cerca de lo que después fue el Inticancha (el primer Templo del Sol) y Ayar Auca, a quien le habían salido alas, voló a ese lugar a tomar posesión de él. Más llegado al sitio quedó convertido en piedra.

Manco procedió luego a fundar la ciudad del Cuzco, la capital sagrada del Tahuantinsuyo en nombre de Huiracocha y del Sol. Posteriormente la nueva ciudad del Cuzco sería construida adoptando la forma de un puma en sus contornos.

Es indudable que con la fundación del Cuzco se establecía en la zona una dinas­tía Solar con innegables atributos Iniciáticos.

Es pues la ciudad sagrada del Cuzco una ciudad cimentada sobre la piedra (la piedra filosofal) y resultado de un proce­so en el cual los personajes se transfor­man en piedras, cristalizan la gran obra.

El significado de la palabra Cuzco es centro u ombligo del Universo, también se ha dicho que significa amontonamien­to de piedras.

La leyenda de Manco Cápac y Mama Ocllo

Esta leyenda recoge parte de las tradi­ciones del lago Titicaca y de la leyenda de los hermanos Ayar. Dice que en tiempos muy antiguos el Sol creó una pareja: el varón era Manco Cápac y la mujer Mama Ocllo. Los puso en el lago Titicaca y les dio un cetro o bastón de oro. Luego les dio la misión de ir por el mundo civilizando a la gente; y les encargó que fueran hundien­do la vara en todos los lugares que cono­ciesen, y que en el terreno donde ésta se hundiese fundaran un reino. Los nombró señores de la Tierra y les dio título de reyes, reconociéndolos hijos suyos y en­comendándoles la implantación de la re­ligión solar. Luego de esto la pareja se alejó del lago sagrado camino del septentrión.

En su recorrido pasaron por Pacaritambo, llegando posteriormente al cerro de Huanacauri donde el cetro fue tragado por la tierra, procediendo enton­ces a cumplir con el mandato del sol.

En esta leyenda encontramos más atri­butos esotéricos para el Inca Manco Cápac. El sale de las aguas y se convierte también en nacido o «salvado» de las aguas como Moisés o Aquiles, de las aguas creadoras que cada hombre lleva en su interior (el ens seminis, la materia prima de la gran obra).

Los elementos gnósticos

Tratando acerca de la relación de la Atlántida con las culturas de indo-Améri­ca, que proceden de aquella, el V.M. Samael Aun Weor apela a la Filología para explicar similitudes lingüísticas con la civilización oriental. Así nos dice que «Viracocha» peruano es el mismo «Viraj», varón divino, «Kabir», o «Logos» de los hindúes.

Sobre la palabra «Inca», título de Man­co Cápac y la clase gobernante del Tahuantinsuyo, dice que al leerse con las sílabas invertidas la palabra «Cain» (Sa­cerdote- Rey), el Inca era «el hijo del Sol». La esposa del Inca era la Coya, palabra que puede leerse como laco. El Inca tenía como distintivo la mascapaicha o borla de color rojo (el cuarto color de la alquimia, la culminación de la gran obra), mien­tras que el príncipe o futuro gobernante usaba una mascapaicha de color amarillo (el tercer color de la alquimia).

Nos habla también acerca de las infi­nitas conexiones intrínsecas que la doc­trina y hechos de los primeros Incas guar­dan con toda la Iniciación oriental.

Manco Cápac es el Superhombre, cuya presencia tuvo el evidente propósito de ayudar a la humanidad.

La trinidad y el fundamento

El Dios de los incas fue el Sol. El Sol era Triuno: el Sol Padre (Apu Inti), el Sol Hijo (Churi Inti) y el Sol hermano (Inti Guauqui).

Pero el origen de todo, el fundamen­to, superior al Sol, era Pachacámac (Illa Ticsi Huiracocha Pachacámac), el Dios ignorado, el ordenador del mundo. La tradición recuerda cierta asamblea sagrada en la que concluyeron que teniendo el Sol, que seguir su ruta diariamente debía haber algo que lo mandara (Illa Ticsi Huiracocha Pachacámac. Illa: el rayo, Ticsi: fundamento).

Al Sol le hicieron Templos, pero a Pachacámac, como era un Dios invisible, lo veneraban en silencio, en el corazón.

Existió una ciudad sagrada donde se rendía culto al dios Pachacámac de los Incas, siendo éste representado en un madero tallado, como un dios doble, varon-mujer: un personaje «siamés» en el que aparecen los cuerpos femenino y masculino unidos por la espalda, y con los rostros mirando en direcciones opues­tas, al estilo del Dios Jano. En la parte inferior del madero aparecen talladas diferentes representaciones mitológicas: serpientes, cruces, felinos. Esta ciudad conocida como Pachacámac desde su anexión al Tahuantinsuyo (el país o mun­do Incaico) tenía por nombre original Ichimay lo que significa color rojo. Aquí encontramos nuevamente la denomina­ción de tierra roja (el cuarto color de la alquimia) para una ciudad sagrada. Allí, en el templo de Pachacámac, existió tal vez el oráculo más famoso de América Precolombina.

Los tres mundos

Al igual que en otras religiones los Incas concebían la existencia de 3 mun­dos: el Hanan Pacha era la morada de los Dioses, el cielo. Este mundo, era el Hurin Pacha, y el mundo inferior se denominó Ucu Pacha, la morada de los hombres, animales y plantas por nacer.

Las serpientes mitológicas

Encontramos dos serpientes en la mi­tología Inca, estas, reptando, pasaban por los tres mundos superpuestos: la serpien­te yacumama al pasar por el Hurin Pacha se transformaba en un caudaloso río, y al pasar al Hanan Pacha se convertía en el rayo, era la diosa del agua y del fuego, el fuego sagrado serpentino proveniente de las aguas de vida (el ens seminis), el Kundalini oriental.

La otra serpiente, de­nominada Sachamama, tenía dos cabe­zas, caminaba verticalmente con gran len­titud y tenía la apariencia de un árbol año­so, y al llegar al Hanan Pacha se transfor­mó en el arco iris; nos recuerda a la serpiente antigua, la serpiente tentadora del Edén y al titán de los antiguos tiempos (lucifer) que cayó con la serpiente des­cendente, pero al ascender ésta nueva­mente a los cielos vuelve a ser la luz (el arco iris).

El país de los muertos

El peregrinar de los difuntos se ajus­taba a un itinerario purificador (la muer­te del yo) por sitios peligrosos y oscuros, hasta llegar al Upa-Marca o país de los muertos, «tierra de los que no hablan ni oyen», a la que se ingresa por un puente tan delgado como un cabello humano (el difícil sendero, el camino secreto), con la sola guía de un perro negro (el instinto sexual). Es el Upa-Marca una tierra de quietud, de paz total.

Consideraciones finales

La civilización Inca, proveniente de la Atlántida al igual que otras culturas o tribus de indo-América poseyó muchos enigmas aún no descifrados. Sus grandes construcciones en piedra en los palacios reales, fortalezas y templos fueron reali­zadas con una tecnología desconocida en la actualidad y sobre la cual sólo existen especulaciones. Piedras de formas capri­chosas unidas entre sí en forma perfecta y sin ninguna amalgama de por medio, y con finos acabados. Muros similares fue­ron encontrados en las costas de Bimini, en el fondo del mar, confirmando la tesis del origen Atlante de los Incas y de su tecnología de construcción.

En los palacios, templos y fortalezas de piedra del Cuzco, del Valle Sagrado de los Incas y Macchupicchu nosotros pode­mos admirar no sólo unas joyas arquitec­tónicas sino variados símbolos propios de su religión y mitos.

Poseyeron asimismo una gran organi­zación social, económica y política solu­cionando los problemas del hambre y con una delincuencia prácticamente inexis­tente por su elevada moral cimentada en tres leyes: no seas mentiroso, no seas ladrón, no seas perezoso.